Apesar de la crisis, los grados impartidos en nuestro campus de la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC) en Terrassa han mantenido un elevado índice de inserción". Son palabras de Núria Garrido, subdelegada del campus en materia de comunicación, tras valorar el último estudio de inserción laboral de los titulados universitarios de la Agència per a la Qualitat Universitària a Catalunya (AQU).
La satisfacción de Garrido no es baladí. Nueve de cada diez titulados (en concreto un 91 por ciento) de las escuelas de la UPC de Terrassa de ingenería industrial y aeronáutica, y óptica (EET, Etseiat y Foot), están en situación de ocupación activa en Catalunya y de estos un 64 por ciento tiene un contrato fijo.
Datos muy buenos que si se cruzan con otros a nivel estatal alcanzan la excelencia. Así, los titulados en Óptica y Optometria -estudios que se imparten en Terrassa siendo la única oferta en Catalunya- son los segundos con el porcentaje más alto de empleo (84 por ciento), por detrás de Medicina, según la última encuesta sobre ocupación laboral de la Secretaria del Estado de Educación, Formación Profesional y Universidades del Ministerio de Educación y Cultura. Y en el top de las diez titulaciones con más índice de inserción hay tres que se imparten en el campus de la UPC: Ingeniería Automática y Electrónica Industrial (82,6 por ciento de ocupación); Ingeniería Electrónica (81,3 por ciento) e Ingeniería Textil (82,5 por ciento).
Para Núria Garrido, la razón fundamental de estos buenos resultados se debe "al prestigio de nuestros centros, los cuales cuentan con una larga experiencia en docencia e investigación que nos avala. Y esto ha generado con el tiempo que las empresas confíen en nuestros titulados y que los consideren como un valor seguro a la hora de ocupar responsabilidades".
Garrido subraya que el campus de la UPC de Terrassa siempre ha sido consciente de que era necesario tejer puentes con el tejido empresarial. "Posicionarte en el entorno empresarial no es fácil. Es una labor del día a día y de impulsar muchas actividades que nos permitan abrir caminos de colaboración". En este sentido cita acciones de éxito como las del Fórum de Empresas en el que los directivos y responsables de recursos humanos visitan a los futuros ingenieros para cazar talento o el "Speednetworking" en el que estudiantes y empresarios participan en rondas de entrevistas rápidas para darse a conocer mútuamente.
No son las únicas actividades. También hay otras de carácter interno, que si bien no tienen tanta proyección al exterior, tienen resultados más directos y efectivos. Al respecto, la subdelegada y también subdirectora de la EET hace referencia a la bolsa de prácticas en empresa que da la oportunidad a los estudiantes tener su primer contacto laboral e incluso hallar su primer empleo antes de titularse. Y también la participación de los futuros ingenieros en proyectos empresariales. Un claro ejemplo de ello es el programa Creative Lab promovido desde la Escola d’Enginyeria de Terrassa (EET).
En este contexto de buscar la implicación empresarial hay experiencias de notable éxito como la que se desarrolla en los estudios de la Ingeniería Textil. Esta titulación sufrió durante años una caída en picado pero la escuela, la UPC y el Ayuntamiento, fundamentalmente, se resistían a que desapareciera del mapa de titulaciones . No sólo porque se trataba de una formación histórica y emblemática vinculada a la industria textil de la ciudad sino porque la universidad estaba convencida de que este sector se transformaba y seguía pidiendo titulados. No era una percepción puesto que la EET recibía ofertas de trabajo del sector textil pero no los podía cubrir por falta de matriculados.
La EET, que gestiona la Ingeniería Textil, no se dio por vencida y activó motores. Repensó y adecuó los contenidos de la formación y firmó convenio con la patronal textil Texfor y otras asociaciones para la dotación de becas con el objetivo de atraer alumnos.
El trabajo dio resultados. En cuatro años, entre 2010 y 2014, el número de estudiantes del nuevo grado de Ingeniería en Tecnología y Diseño Textil ha pasado de 5 a 49 estudiantes y el índice de inserción laboral es del 81,3 por ciento. Para Garrido, "la valoración no puede ser más positiva. Este es un claro ejemplo de la estrecha relación de nuestra universidad con las empresas. Las empresas del sector textil necesitaban y necesitan ingenieros especializados y la escuela, la EET, es la única que ofrece esta titulación en todo el Estado español. Así que las vías de promoción que abrimos desde el centro para mantener estos estudios ha dado unos resultados excelentes y han demostrado que la sinergia universidad-empresa es imprescindible". En este escenario, pues, surge la cuestión del porqué sigue habiendo titulados, especialmente en ingeniería, que optan por irse a Europa y en particular a Alemania. Garrido responde que "es difícil saber los motivos del porqué algunos de nuestros titulados buscan empleo en otros países. Algunos lo hacen por convicción o por la motivación de mejorar su curriculum y ampliar su experiencia profesional. Y, seguramente, también influye la retribución salarial".