Inmerso en el diseño de su nuevo equipo de gobierno, empeñado en imprimir cuanto antes sello personal y aires de cambio, Ballart combino ayer un apretado programa volcado en su grupo municipal, en dos compromisos personales y en su ineludible cita con las redes sociales.
La jornada arrancó a las 8 de la mañana junto al portavoz del grupo socialista, Alfredo Vega. El alcalde despacho con su hombre de confianza la planificación del trabajo con los grupos municipales de cara al primer pleno ordinario del mandato, que se celebrará el 25 de junio.
El curso arrancará con temas de calado como los sueldos de los electos, las asignaciones económicas a los grupos municipales y decidirá qué temas se votan en pleno y qué asuntos se resuelven en junta de gobierno. Además, todo indica que las fuerzas soberanistas llevarán a votación la adhesión de Terrassa a la Associació de Municipis per la Independència, de manera que el primer pleno del mandato será de alto voltaje político.
Tras casi dos horas de trabajo, Ballart firmó a las 10 de la mañana su declaración pública de bienes y actividades, antes de asistir al entierro de Martí Colomer, empresario egarense y ex presidente de la Federación Española Hockey. Tras esa sentida y colectiva despedida, el alcalde aprovechó para acudir a una visita médica que "la agenda le había obligado aplazar en varias ocasiones".
Ya por la tarde, Ballart reemprendió la actividad municipal para reunirse con el grupo socialista. El alcalde mantiene la tradición de celebrar el cónclave semanal de su equipo el lunes a las 5, como ya lo hacían sus predecesores en el cargo Manuel Royes y Pere Navarro.
Más de dos horas se prolongó ayer esa primera reunión de trabajo tras la constitución del Consistorio, un encuentro centrado en el análisis de los discursos del pleno y en las prioridades del mandato, así como en la logística de la incorporación de los nuevos concejales a sus carteras.
Esta semana Ballart hará pública la estructura y la composición del nuevo ejecutivo. Ayer aprovechó para comentar con sus colaboradores la mecánica del relevo y del traspaso de competencias. La toma de posesión de los nuevos concejales con cartera se cerrará en breve, a la espera de un pacto de estabilidad con CiU que se adivina de cocción lenta.
De hecho, socialistas y nacionalistas tenían que haberse visto ayer. Jordi Ballart y Miquel Sàmper intercambiaron guiños de complicidad en el pleno de investidura y, al finalizar la sesión, quedaron para verse. Sin embargo, la agenda del abogado frustró el encuentro, que a última hora de ayer continuaba fuera de calendario.
Los socialistas reiteraron el sábado su voluntad de sellar acuerdos de estabilidad y Sàmper recordó que la entrada de CiU al gobierno pasa por la adhesión de Terrassa a la AMI. La respuesta del alcalde fue clara: sitúa el derecho a decidir en su lista de prioridades y anunciar libertad de voto a sus concejales, lo que puede abrir el espectro de la mayoría soberanista, que en este momento sólo suma seguros los 4 votos de ERC, los 3 de CiU y el de la CUP.
Más allá de los pactos poste electorales, Jordi Ballart cerró ayer su primera jornada dando cuenta personalmente ante sus interlocutores en redes sociales y respondiendo al correo electrónico.
En paralelo, el teléfono de alcaldía siguió durante todo el día el patrón del discurso de investidura. Llamada a Movistar, para renegociar el contrato y el trato a sus empleados, y a Àngels Guiteras, presidenta de la Taula del Tercer Sector, para evaluar la situación de las entidades sociales en la ciudad y explorar espacios de colaboración.
Hoy, la ronda continúa con la Plataforma Auditoria Ciutadana del Deute, a la que el gobierno del PSC quiere proponer que audite las inversiones y actuaciones municipales y someta a la lupa popular la deuda del Ayuntamiento.