Lo habitual es a la inversa: él acaba detenido por golpear o amenazar a ella, y da con sus huesos en los calabozos a la espera de pasar a disposición judicial. Ayer no: ayer fue ella la arrestada, acusada de agredir a su expareja, un hombre, en una refriega ocurrida en Les Arenes-La Grípia-Can Montllor.
Eran las nueve de la mañana, hora de incorporación de escolares a los coles, momento de entradas y salidas de papás, mamás y abuelos despidiéndose de los críos, y de críos rezagados. Ocurrió la trifulca a unos metros de un centro educativo. Poco más ha trascendido sobre el incurso, salvo que la Policía Municipal tuvo que intervenir.
Primero intervino el agente de distrito que realizaba labores de protección escolar y vio la tremolina que se había montado a unos metros, con unos cuantos testigos alrededor, con la carga de tensión de gritos. Corrió unos metros para ver qué pasaba allí.
El guardia comunicó los hechos de inmediato a la Jefatura, pues eran necesarias más unidades. Apaciguados, mal que bien, los ánimos, detectados testigos, los agentes hablaron con las partes implicadas.
Él, el chico, de 29 años, presentaba los efectos de la agresión, marcas en el rostro. Y ella, la presunta agresora, su expareja, terminó detenida por la supuesta comisión de un delito relacionado con la violencia doméstica. La joven de 27 años, fue trasladada a la Jefatura local y el chico acudió a curarse a un centro sanitario. El informe médico quedó incorporado en las diligencias.
Poco tardó la policía local en saber de otra zapatiesta, ésta desatada en el mercado de Sant Pere y protagonizada por dos mujeres que, al parecer, se enzarzaron entre ellas. Según la información recogida por unos agentes, las dos implicadas habían acudido al mercado a pedir comida. No estaban allí cuando llegaron los guardias.