En algunos casos hubo desprendimientos de cascotes. En otros se actuó antes de que los hubiese, con saneamientos preventivos para impedir males mayores. Los bomberos y la Policía Municipal debieron intervenir el lunes y ayer en, al menos, cinco edificios debido a caídas de fragmentos, o a la evitación de desplomes. Y todo, en un intervalo de menos de catorce horas.
Empezó la retahíla de avisos a las 10.30 de la mañana del lunes en la calle del Castellsapera, en el barrio de Sant Llorenç. Desde una oficina de la zona fue avisada la policía: parte de la cornisa de un bloque se había desprendido. El cuerpo local desplazó a una dotación al sector y comunicó el hecho a los bomberos, que hicieron caer tres fragmentos más considerados peligrosos. Los guardias contactaron con la presidenta de la comunidad de vecinos afectada para advertirle de la necesidad de una reparación. Ni diez minutos tardó la policía en recibir una información análoga, esta vez desde la calle de Provença, en el barrio de Sant Pere Nord.
Otro desprendimiento, otra cornisa; una pieza fue a parar a un balcón y otra, a la calle. Una dotación de Bombers saneó la fachada y acordonó los aledaños, y la policía informó al vecindario de la pertinente reparación a acometer. A las 5.20 de la tarde, otra actuación de los bomberos, esta vez para sanear cuatro metros lineales de una cornisa en un inmueble de la calle de la Rutlla, en el Centre.
A las 9.35 de la noche la intervención consistió en asegurar una plancha metálica colgante en la calle del País Basc, en Torre-sana. Poco después de medianoche, ayer, se registró un desprendimiento de cascotes en una fachada de la avenida de Barcelona. Fueron agentes municipales a examinar la zona y la señalizaron, y consideraron que no había riesgo al no detectar fragmentos caedizos.
