El oasis egarense ya es historia. Así lo expresaba esta semana un dirigente político de la ciudad, sorprendido por la crudeza con que se han librado algunas batallas políticas tras las elecciones municipales del pasado 24 de mayo. En sólo quince días los partidos han jugado a la seducción, a la trigonometría, al mus y a la traición.
Y no les ha servido de mucho porque, a sólo 8 días para la proclamación del alcalde, dos candidaturas -PSC y TeC junto a ERC-MES- siguen disputándose el poder, soñando con sumar los 14 votos que garanticen la alcaldía en primera vuelta o que abran la puerta a un mandato sin sobresaltos.
En la partida sigue liderando la jugada el Partit dels Socialistes de Catalunya, que con sus 9 concejales fue la lista más votada. La formación de Jordi Ballart sabe que si el próximo 13 de junio su rival no consigue mayoría absoluta en primera vuelta, volverá a hacerse con la alcaldía por sumar el mayor número de concejales.
Durante las dos últimas semanas los socialistas han intentado consolidar un pacto de las izquierdas y, tras la negativa de Terrassa en Comú (6)) y ERC (4), han probado sumar con el bloque soberanista: CiU(3) , ERC y la CUP (1). La maniobra tenía poco recorrido porque los republicanos descartan en Terrassa un acuerdo de gobierno con el PSC, de manera que el gesto no era otra cosa que un guiño a Convergència i Unió y a la CUP, que con sus 4 concejales siguen teniendo la llave de la gobernabilidad en la ciudad.
A una semana del pleno constituyente, el PSC no ha logrado sumar. De hecho, su “pacto de ciudad” está casi todos los despachos políticos, de donde hasta ahora no ha salido un solo compromiso de voto a Jordi Ballart. El líder socialista centra ahora sus esfuerzos en lograr acuerdos programáticos que le garanticen un mandato estable. Y en paralelo, confía en que Miquel Sàmper y CiU acaben jugando a la sociovergencia, con o sin pacto de gobierno. Las reuniones entre Artur Mas y Miquel Iceta para cerar pactos locales podrían consolidar en Terrassa una alianza que, de concretarse los próximos días, desactivaría la posibilidad de un gobierno alternativo en la ciudad.
La candidatura impulsada por Terrassa en Comú y ERC-MES afronta la última etapa de la carrera postelectoral en la sala de rehabilitación. La plataforma de izquierdas ha visto como su apuesta por una candidatura alternativa a la alcaldía era cuestionada por tres de los partidos que integran la formación -ICV, Podemos y EUiA-, que defienden un mandato en la oposición fortaleciendo política y socialmente la izquierdas.
TeC y ERC suman 10 concejales frente a los 9 del PSC. Defienden que Terrassa ha virado a la izquierda y pide un cambio en el gobierno de la ciudad, pero para desbancar a Ballart necesitan 4 votos que les garanticen mayoría absoluta en el pleno del día 13, un objetivo que en estos momento parece insalvable.
La CUP decidirá el sentido de su voto el jueves y CiU el viernes. Hasta ese momento, fuentes de la federación aseguran que una de las líneas rojas marcadas el lunes por las ejecutivas de CDC y UDC fue que bajo ningún concepto darían la alcaldía al partido (TeC) que les ha arrebatado Barcelona.
Sea como fuere, ERC sigue dispuesta a ser “clave de cambio” y, en consecuencia, a explorar un escenario de alianza con CiU, que esta semana ha mantenido varias entrevistas con los líderes de Terrassa en Comú. Sobre la mesa, de momento, nadie ha puesto el plan B. Una alternativa de gobierno con Isaac Albert como alcalde.
La militancia de CiU no acepta facilitar la alcaldía al partido que le ha arrebatado la alcaldía en Barcelona