Tras sobrevivir a la reclusión nazi, Joaquim Sala i Prat conoció a Francesca en un baile en Montpellier. Corría el año 1946. Más tarde se casaron y tuvieron cinco hijos. En 1948 volvió a Terrassa. "Después de haber llegado a la ciudad pasó unos meses en la prisión Modelo de Barcelona por haber dicho a un policía que no era religioso", cuenta su hija Narcisa. Joaquim siempre tuvo contacto con otros deportados, tanto de España como de otros países. Vinculado al mundo del hockey hierba, fue uno de los socios fundadores de la asociación Amical de Mauthausen. También impulsó la creación del Col·legi de Procuradors de Terrassa en 1986, del que fue decano. Joaquim Sala i Prat hubiera cumplido 100 años.