Es una zona austriaca de imponentes montañas, un paisaje paradójicamente idílico que décadas atrás fue escenario de uno de los episodios más crueles de la humanidad. Al campo de Ebensee llegaban presos desde Mauthausen, que estaban obligados a trabajar en túneles donde los nazis producían armamento. “Descargaban maquinaria, construían fábricas. Tres años estuvo ahí”, contaba Francesca Savall en la entrevista que concedió en 2005 a Diari de Terrassa. “Hubo un momento en que vieron que les iban a eliminar. Entonces, los presos que junto a mi padre permanecían en Ebensee llevaron a cabo una estrategia p ara evitarlo. Se negaron a entrar en el túnel porque sabían que los nazis les matarían. Pero los alemanes conocían que las tropas americanas se aproximaban, así que decidieron escapar y dejaron a los presos solos”, indica Narcisa Sala, hija de Joaquim. De esta manera, los endebles cautivos lograron restablecer la condición de seres humanos libres que bajo ningún concepto deberían haber perdido jamás.