Desde la infancia siempre nos inculcan a estudiar para forzarnos un futuro mejor. Pero lo que nadie sospechaba es que a ese futuro se le tenía que añadir una larga vida literalmente. Sí: estudiar alarga la esperanza de vida. Según el informe de Indicadores de Educación presentado por la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) una persona de 30 años de edad con estudios superiores tiene hasta 8 años más de esperanza de vida que otro que no haya terminado la educación obligatoria.
El estudio demuestra así que la educación no sólo ayuda a mejorar las expectativas laborales y las posibilidades dentro del mercado laboral, sino que incrementa la salud, la participación ciudadana y ayuda a contener la violencia afirma Carlos Martínez, CEO de IMF Business School. En España los adultos con educación secundaria declaran estar satisfechos con su formación en un 70%, mientras que en el caso de los licenciados y graduados universitarios la cifra llega hasta el 90%.
No es el único estudio que corrobora estos datos, según una investigación de la Fundación Británica del Corazón y el Consejo de Investigaciones Médicas (MRC) de Reino Unido, si estudias mucho envejeces más tarde. Como dato curioso, la idea de buscar en la educación la respuesta a la longevidad surgió en 1999 en la Universidad de Columbia, cuando una estudiante leyó en un diario de 1969 que tres economistas relacionaban educación con salud y aconsejaban mejorar la salud invirtiendo en educación como el seguro médico. Además, desde la OCDE insisten en que el estado de bienestar de una población también está relacionado con el nivel de estudios de sus integrantes.
El fenómeno es positivo, afirma Carlos Martínez, director de IMF Business School y director de un máster en Recursos Humanos qui-en afirma que la educación influye a muchos niveles, entre ellos en el grado de satisfacción personal .