Susana Ibáñez capitalizó su subsidio de paro para montar en octubre pasado el negocio, una franquicia de la popular cadena de bollería Dori Dori, que unos ladrones asaltaron el jueves para acabar robando unos doscientos euros, refrescos, cervezas, huevos de chocolate, ensaimadas y cruasanes.
El Dori Dori está ubicado en la calle de Carrasco i Formiguera, en Roc Blanc. Es una calle que con el alba ya experimenta trasiego de coches y vecinos. El jueves, a las 5.15 de la mañana, llegó un repartidor al establecimiento, abrió la puerta, descargó el género que tenía que descargar ese día y se marchó. Todo estaba en orden cuando se fue.
A las 6.05 de la mañana el padre de Susana se disponía a abrir el local minutos antes de que arribase su hija. Entre la visita del repartidor y la del hombre, el comercio había recibido otra, nada grata: la de unos delincuentes, que forzaron una de las dos puertas del local, rompiendo la cerradura.
Había cruasanes pisoteados, ensaimadas diseminadas, y huevos de chocolate, productos que los cacos habían perdido camino de la calle. Se llevaron eso, bollería tradicional, y los huevos, y bolsas de patatas fritas, y refrescos y cervezas. En total, unos 150 euros en género diverso y unos doscientos en metálico que Susana guardaba en la caja registradora para el cambio de primera hora de la mañana.