Hace apenas dos meses falleció José Gago, quien fuera durante más de tres décadas propietario del recordado y emblemático bar El Cortijo, hasta que pasó a manos de sus hijos en 1993. Hoy, once años después de que la familia dejara de hacerse cargo del local, su hija Esther Gago ha organizado en el local que dirige en la actualidad, el Bartinis (en la calle de Sant Leopold, 51), una “Festa Cortijera” para propiciar el reencuentro de sus clientes y “recordar los viejos tiempos.” Carles Ledesma amenizará, como DJ, un encuentro que estará regado con sangría, bebida poco habitual en la coctelería Bartinis pero que fue seña de identidad de El Cortijo, “sobre todo en ciertas épocas”, recuerda Esther Gago.
También se celebrará un sorteo en el que los premios serán camisetas o pins de El Cortijo, entre otros regalos. En paralelo, se instalará un panel en el que se colgarán fotos históricas del bar.
El Cortijo se puso en marcha el 16 de septiembre de 1963 en la calle de Pare Llaurador, número 78. Los primeros veinte años el local se consagró principalmente a ofrecer desayunos y comidas, contando con una clientela que procedía de las fábricas del entorno, especialmente de las textiles.
Ya en los 80 Esther, junto a su hermano, pusieron su grano de arena al negocio y propiciaron la instalación de un billar. El bar comenzó a estar frecuentado, especialmente durante los fines de semana, por un público de entre 16 y 22 años.
Esther Gago acabó haciéndose cargo de El Cortijo en su última etapa, entre los años 1993 y 2004, aunque confiesa que sus padres, José y Manolita, seguían estando presentes. El Cortijo finalmente se traspasó “por diversos motivos.” Esther Gago había estudiado psicología y quería dedicarse a su profesión. Sin embargo, tres años más tarde impulsó, junto a Alannah, el Bartinis. Hoy en día confiesa que en un futuro quiere escribir un libro recogiendo las mil anécdotas que recuerda de El Cortijo. La fiesta comenzará a partir de las once de la noche.