Opinió

Pedro de Madrid

joan carles folia, Coach Advance Life

Prácticamente todos los artículos que escribo en este diario están redactados en lengua catalana, pero me vais a permitir los lectores que en esta ocasión me exprese en lengua castellana.

Lo hago para faciliar la lectura de mis palabras a Pedro, un diácono de la diócesis de Madrid, más concretamente de Moralzarzal. En muchos de mis artículos y mis libros he resaltado la extraordinaria experiencia que supone hacer el camino de Santiago por sus innumerables situaciones de crecimiento, convivencia, aprendizaje y reflexión que ello conlleva. La oportunidad de poder compartir tus opiniones y enfoques de la vida con otras de distinto calado, profundidad y orientación. Ahí es donde aparece Pedro, un diacono “friki” de Madrid, (así se nos presentó).

La verdad es que ya hacía días que lo conocíamos, sin hablarnos, porque siempre coincidíamos con él en las tradicionales misas de los pelegrinos de todas las iglesias de parada obligatoria. Antes de nuestra conversación, la tarde anterior, habíamos coincidido con el sacerdote de Pedrouzo. Éste nos cantó las cuarenta de manera directa pero simpática por separarnos de una visión espiritual y cristiana de la vida. Y así, cuando en el camino y cerca del Monte del Gozo coincidimos con Pedro, las primeras frases fueron para comentar como el sacerdote en cuestión había puesto las pilas, con su reflexión, a todos los allí presentes.

A partir de ahí fue cuando la magia del camino volvió a aparecer. Un intercambio de experiencias de vida vistas desde dos puntos de vista distintos, el mío más darwiniano y el suyo más espiritual y religioso. Intentábamos encontrar el sendero de la verdad, porque él defendía y defiende que la verdad sólo es una (la de Dios) y yo en cambio apostaba por encontrar los innumerables entresijos que cada uno de nosotros tiene en su propia verdad. En el combate dialectico también queríamos aproximarnos en aprender el uno del otro y así fue, porque él preguntaba para entender mi posición y yo respondía para acercarme cada vez más a esa verdad absoluta que nos acerca a Dios.

Ruta de comprensión

Pedro es un interlocutor extraordinario, dejándote hablar, para luego intentar transmitir la ruta de comprensión, confianza y devoción que necesitamos establecer con aquel que nunca se equivoca, con aquel que nos da la luz que debemos seguir. Pedro no pretende imponer nada, no exige nada, no te coacciona ni te vende ningún producto. Pedro ofrece un brillo de esperanza, una guía a la cual acogerte con convicción y recogimiento. Te ofrece una oportunidad de vivir en el trayecto de la fe con la pureza y la realidad de la vida y con la certidumbre de la muerte con un encuentro con la eternidad.

Pedro nos removió por dentro y nos hizo darle vueltas a varias posiciones claramente fijadas, pero 45 minutos de interacción con personas buenas y entregadas a la causa hace que puedas volver a pasar por el cedazo de la reflexión como pasamos por la vida y cómo podemos mejorar nuestra disposición. Pedro ha vuelto a conseguir que tenga obsesión por todo lo que el camino de Santiago me aporta y a los que, como yo, encontramos en esa travesía una forma de compartir y disfrutar de los momentos que ofrece.

Gracias, Pedro, por cruzarte con tu verdad y tu sencillez en mi camino. Gracias por volver a hacerme sentir una persona en continuo crecimiento. Nos vemos pronto.

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