Opinió

Pobreza, S.

Se ha hablado y se ha escrito mucho sobre pobreza, pero creo que quienes menos han escrito y decidido sobre ella son precisamente quienes más la padecen.

Encontré una definición muy sarcástica sobre ello, de Ambrose Bierce, que me enseñó que hay que destinar más energía a combatirla con acciones, que a representarla, debatir sobre ella, interpretarla o abanderarla. Sobre todo si no la padeces ni la has padecido nunca.

La definición dice así:

"Pobreza, S. Lima para que claven los dientes las ratas de la reforma. El número de planes para abolirla iguala al de reformadores que la padecen más el de filósofos que la ignoran…"

En mi casa, una madre soltera y pobre, pudo hacernos prosperar a todos gracias a miles de horas de trabajo, estudio, y también gracias al capital social, el único capital que depende en gran parte de cosas como tu bondad, tu empatía y tu buen corazón. Mi madre nos hizo millonarios de ese capital.

Una vez a salvo de la pobreza, quiso poner a salvo a los demás, y lo hizo con propuestas, lucha, y creyendo en lo que sus ojos veían, pese a que muchas voces le decían que no. Que no podía ni debía. Que su papel en el mundo era otro, y que en este mundo los que piensan y deciden son otros (que son los que saben). Era como si las élites le dijeran… "Vale, has salido adelante y tienes ideas buenas, pero tampoco te vengas arriba, que sigues siendo clase baja." Le costó mucha lucha sacar adelante cosas muy básicas para el barrio.

Siempre estaré atento a quien tenga algo que proponer para construir y siempre obedeceré las órdenes de la ciudad. Mi obligación es escuchar, buscar líneas de mejora y poner en marcha acciones concretas que respondan a la pobreza y a las dificultades de quienes la padecen. Para ello, estoy escuchando desde siempre a quienes conviven con la pobreza, a quienes la combaten y a quienes la padecen. También a cualquier persona que tenga una idea.

Por todo ello, este año cambiaremos el reglamento de prestaciones económicas y pondremos en marcha la nueva oficina de ayudas sociales. Dotaremos mejor a los equipos profesionales y desdoblaremos el enorme distrito 6. Consolidaremos los puntos de orientación social en cada distrito de la ciudad. Crearemos nuevos espacios de protección a la infancia en los barrios y seguiremos apoyando a los que ya hay. Compraremos vivienda, reforzaremos el albergue municipal y firmaremos convenios con entidades que nos ayudarán a facilitar el acceso a pisos a personas que quedan fuera. Garantizaremos la cobertura de lo más básico e incluiremos en la lista de lo más básico a la cultura y el deporte. Porque queremos mirar bien arriba en la pirámide. Aunque cueste. Y, sobre todo, seguiremos escuchando a todo el mundo, porque las ideas nacen en todas partes, no solo en algunas cabecitas privilegiadas.

Para este regidor, la protección y la felicidad de la infancia, la mejora del sistema de ayudas, la ruptura de la brecha digital o el apoyo a nuestros profesionales son una prioridad, como lo son las entidades sociales, la cobertura de las necesidades básicas (incluyendo la felicidad y el espíritu) o el contacto constante y respetuoso con la población.

En cuanto a la raíz del problema, no podemos quedarnos en soluciones de ciudad. Hemos de mirar al sistema. Opino que un concejal de servicios sociales ha de ser "antisistema" por definición, porque todo lo que no encaja en el sistema termina necesitando ayuda para salir adelante, y cuando más de un 30% de la población está en apuros, es que el sistema no funciona. Puede que a mucha gente sí, pero a mí no me sirve. Necesitamos un estado que garantice la vivienda, que aplique el ingreso mínimo vital (de verdad), que persiga el fraude fiscal, y que cobre los impuestos que corresponden a los ricos (que seguirán siendo muy ricos a pesar de los impuestos, no sufráis por ellos). Esos impuestos a los que más tienen son la única forma efectiva repartir la riqueza y la única forma de mejorar el sistema de prestaciones y políticas sociales.

Con cuatro "pequeños" pero valientes cambios, nos quedarían unas políticas públicas con medios suficientes como para conseguir que esa parte de la población que malvive y sufre por no tener garantizado lo básico, empiece a vivir sin asfixiarse. Muchos pensaréis que es una locura, otros que se puede, pero la realidad es que si nadie lo intenta, nunca lo sabremos.

Debemos cambiar el tablero del juego, porque no son tus malas decisiones, tu falta de talento, o tu vagancia lo que te convierten en pobre. Tampoco es el migrante el que se queda tus ayudas.

Son los grandes poderes económicos y políticos los que han perpetuado ciertos roles y desigualdades en el mundo y ya va siendo hora de que señalemos a quien toca, porque antes de nacer ya nos habían repartido nuestro rol, nuestros dados, y muy poca gente tiene la suerte de cambiar su estrella en este juego.

* L’autor és tinent d’alcalde de Drets Socials de l’Ajuntament de Terrassa

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