Una y otra vez, desde el Gobierno aluden a lo que sucede en otros países para justificar las medidas que les interesan, sobre todo en lo relativo a subida de impuestos, pero en la comparación ocultan que esos países tienen un salario mínimo muy superior, una tasa de desempleo muy inferior y una renta per cápita muy superior. Es asombrosa la demagogia, la falta de rigor, y nos deja la sensación de que nos toman por tontos.
Sobre la pandemia, la cota de desinformación y falseamiento es vergonzosa en España. El Gobierno de todos los países ha asumido la responsabilidad sin excusas, mientras Pedro Sánchez se quita de encima la gestión y la traslada a las comunidades autónomas. En la República Checa ha dimitido el ministro de Sanidad: en España nos parecería ciencia-ficción que dimitiera Salvador Illa.
En cualquier tarea, aprender de los que lo hacen bien es parte del buen trabajo y del buen gobierno. En España hay una campaña orquestada para señalar a Ayuso.
Todo lo contrario ha sucedido, y sucede, en Uruguay. Desde el primer momento, el presidente, Luis Lacalle Pou – Partido Nacional, de centro-derecha-, ha cogido las riendas con decisión, rapidez y buen gobierno. Ahí están los resultados: en Uruguay ha habido solamente 46 fallecidos por coronavirus.
Lacalle, abogado, es presidente desde el 1 de marzo de 2020. Recién estrenado el cargo, afrontó los tres primeros casos de coronavirus, el 13 de marzo, procedentes de Milán, Barcelona y Madrid.