Opinió

Cuidar es hacer vivir

ÓMO queremos ser cuidados?

Queremos recordar que todas y todos nosotros, cada una en su medida y a su modo, hemos cuidado, cuidamos, cuidaremos.

Hemos sido cuidados, somos cuidados, seremos cuidados.

Y nos hemos cuidado, nos cuidamos, nos cuidaremos.

Así, nos reconocemos en la experiencia de cuidar y de ser cuidados y reconocemos nuestra responsabilidad de autocuidado. Además, creemos que es importante transmitir este mensaje.

Cuidar es toda acción que contribuye a promover y desarrollar aquello que hace vivir a las personas y los grupos, que promueve y fomenta la vida y la salud. El cuidado es un principio que nos pone en relación con los otros partiendo de una preocupación por los demás. En la mayor parte de casos, el cuidado es asumido por las mujeres y para muchas de ellas cuidar a menudo es vivido como una obligación moral.

En cambio, creemos que cuidar debería ser una elección que se hace con responsabilidad y teniendo en cuenta las propias necesidades. Así, para cuidar a otro debemos antes ser capaces de cuidar responsablemente de nosotros mismos sin percibirlo como un acto egoísta. Para ser responsables con uno mismo debemos saber y reconocer lo que estamos haciendo y saber lo que queremos, diferenciando las necesidades que no son propias y las propias necesidades.

Hace falta afirmar la igualdad moral entre la mujer que cuida y los demás: ambos necesitamos cuidado y atención. Así vemos que la responsabilidad en el cuidado requiere comprender la interconexión entre los otros y el yo para evitar y resolver conflictos; además, integra derechos y responsabilidades: el sentido de responsabilidad por otra persona con el sentido de preocupación por uno mismo.

Quién hubiera dicho hace unos meses que nos veríamos inmersos en el Covid-19, donde muchos familiares, vecinos y amigos han perdido la vida, hemos sufrido muchas pérdidas, de ciudadanas y ciudadanos, y estamos viviendo con mucho dolor dichos acontecimientos.

Hace unos meses leíamos sobre el peso demográfico y su aumento demográfico de las personas mayores y con ello el impacto económico. Decían que en 2025 el consumo de este colectivo supondría el 32% del PIB de la UE. Uno de los cambios sociales y económicos que se están produciendo hoy a escala mundial.

Las previsiones dibujan sociedades cada vez más longevas, con permiso del cambio climático, las recesiones económicas y la amenaza de grandes guerras y nuevas enfermedades.

Un 16% de la población tendrá más de 65 años en 2050.

Hace un siglo se afirmaba que era imposible superar los 65 años de vida. Se equivocaban. “En 2050 habrá en el mundo más de 400 millones de personas con 80 años o más, y 3,200 millones de centenarios”, recuerdan en el Centro Internacional sobre el Envejecimiento (CINIE). Y, en Europa, uno de ca- da tres ciudadanos rebasará los 65 años en 2060.

Un estudio en Reino Unido confirma que las personas con bajos ingresos tienen más discapacidad y desarrollan fragilidad.

Esta mayor longevidad presenta desafíos tremendos para los sistemas públicos de salud y de pensiones. Dos espadas de Damocles también para España, donde los mayores de 64 años son el 19% de la población, según Eurostat.

España es el segundo país de la OCDE con más esperanza de vida al nacer (83 años). Sólo Japón supera la marca española.

El gasto público en pensiones, sanidad y cuidados de larga duración será un 27,1% del PIB en 2050, tres puntos más que ahora, según las proyecciones del Ministerio de Economía para el Plan de Estabilidad hasta 2021.

No dejemos caer el Estado de bienestar. “El futuro está en la gente con pasado.”

La Comisión Europea (CE) ha incluido el desarrollo de la economía de las canas como una de las prioridades para las empresas de la región. “Las compañías cuyo negocio está relacionado con el envejecimiento han registrado un crecimiento medio de ingresos y beneficios que ha superado al del mercado global.” Por otro lado, una esperanza de vida que ha crecido en 40 años a lo largo del último siglo, a partir de los 65 y 74 años los españoles valoran su estado de salud como “bueno”. Este envejecer bien sólo es posible si se dan unas circunstancias. Lo importante sería tener una seguridad económica (tener una pensión mínima de 1.000 euros mensuales).

La salud se refiere al bienestar físico, mental y social y no sólo a la ausencia de enfermedades, tal y como formuló la OMS (Organización Mundial de la Salud) en su definición de 1946. Así en Envejecimiento Activo, las políticas y los programas que promueven la salud mental y el bienestar social son tan importantes como los que mejoran condiciones de salud física.

La seguridad se refiere a abordar las necesidades sanitarias, sociales, económicas y de seguridad física y los derechos de las personas mayores mediante políticas y programas, garantizando protección, su dignidad y su asistencia cuando sea necesario. También se refiere a prestar apoyo a los cuidadores, dándoles seguridad.

Creemos que las propuestas políticas formuladas en 2002 por la Organización Mundial de la Salud en el marco de Envejecimiento Activo continúan teniendo vigencia y urge su aplicación. Éstas son las siguientes:

Prevenir y reducir la carga del exceso de discapacidades, enfermedades crónicas y mortalidad prematura.

Reducir los factores de riesgo relacionados con las causas de enfermedades importantes y aumentar los factores que protegen la salud durante el ciclo vital.

Desarrollar una continuidad de servicios sociales y de salud asequibles, accesibles, de gran calidad y respetuosos con la edad, que traten las necesidades y los derechos de las mujeres y los hombres a medida que van envejeciendo.

Proporcionar la formación y la educación a los cuidadores.

5. Referente a la seguridad :

Asegurar la protección, la seguridad y la dignidad de las personas ancianas abordando los derechos y las necesidades de seguridad social, financiera y física de las personas a medida que envejecen. Reducir las desigualdades en los derechos de seguridad y en las necesidades de las mujeres mayores.

Consideramos prioritaria la reflexión y la aplicación de los principios éticos de la igualdad, la autonomía personal, la solidaridad, el respeto, la dignidad y la responsabilidad en el cuidado de las personas mayores. Estos principios atienden a la Administración, a los profesionales, a los familiares, a personas cuidadas y también a las personas mayores en su conjunto y a toda la ciudadanía.

Deseamos que en los acuerdos de la Mesa para la Reconstrucción de la España Social y Económica se obtengan los resultados que nos lleven a la reactivación económica, a mejorar nuestro Estado del bienestar, nuestra sanidad y nuestra salud pública lo más pronto posible. Y , por supuesto, tener pronto una vacuna para erradicar el Covid-19.

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