El pasado mes de enero nos reunimos representantes de TxT y del PSC con objeto de tratar temas de interés municipal. Tres miembros por cada una de las ejecutivas.
La situación política que vivíamos en la política local se había enrarecido demasiado a raíz de diversos episodios que, principalmente, implicaban a ambas formaciones: las graves acusaciones de “micromachismo” de una regidora de TxT hacia un regidor del PSC, por unas expresiones que supuestamente éste le había dicho en una comisión (ningún otro asistente a la reunión lo corroboró), desencadenando una campaña en los medios y en las redes sociales de acusaciones de ese tipo (en las que participó incluso el alcalde); más adelante, el alcalde acusó, de manera injustificada, al líder del PSC local de “microhomofobia” por unas declaraciones sobre él. Por ello, pareció una postura victimista que, además, hacía un flaco favor a las verdaderas víctimas del machismo y de la homofobia, banalizando de esa forma algo que es grave.
En la citada reunión, se reconoció que la situación no debía continuar por esa vía. Nos dijeron que no se podían comprometer a controlar todos los comentarios de sus seguidores en redes sociales. Les pedimos que, por lo menos, controlaran a los miembros de su grupo municipal. Accedieron a ello, necesitábamos iniciar una nueva etapa, con el objetivo de alcanzar acuerdos amplios en ciertos temas importantes para la ciudad.
Manifesté, en la reunión, que el PSC había gobernado la ciudad durante cuarenta años, ofreciendo pactos de gobierno con diferentes grupos políticos (PSUC, ICV, ERC, CiU€), incluso en mandatos en los que no le hubiera hecho falta. Siempre se buscó el consenso más amplio, respetando las diferencias políticas. Ahora queríamos continuar con ese espíritu, trabajando por la ciudad. Haríamos una oposición firme, pero honesta. Insistí en que algo de lo que guardo buen recuerdo de mi etapa como concejal era el trato respetuoso con el resto de concejales de la corporación. Los debates, en pleno o en comisión, se mantenían siempre dentro de los cauces de la cortesía y el respecto exigibles a los representantes de los ciudadanos de Terrassa. Éramos un Ayuntamiento en el que ésa había sido siempre la actitud. El alcalde, generalmente, no debía llamar al orden a nadie.
Lamentablemente, en este mandato se están produciendo comportamientos que se salen de lo que era habitual. Principalmente en un concejal de TxT. En reuniones de pleno, tilda a miembros de la oposición de racistas y machistas, sin ningún motivo, y sin que el alcalde intervenga para pedirle moderación.
La gota que colma el vaso se ha producido durante el período de confinamiento. Como que no se convocaban reuniones plenarias, el regidor ha optado por divulgar un vídeo por redes sociales para seguir insultando a la oposición, con expresiones cómo: “€ No tenéis vergüenza €”, “€ estáis enfermos €”, “€ estáis mal de la cabeza €”, “€ sois gente que no carbura bien €”, “€ voy a ir a por vosotros, ya lo hice una vez y lo volveré a hacer €”. Creo que estas actitudes son impropias en uno de nuestros representantes. Deberían darnos ejemplo de respeto y tolerancia. No sé qué pensaran en ERC de este comportamiento indigno de su socio de gobierno.
Este mismo regidor escribió, posteriormente, una “aclaración” en las redes diciendo: “€ iré a por ell@s políticamente hablando €”. Y, al parecer, al alcalde ya le pareció correcta “esta rectificación” pues en redes publicó, refiriéndose a su regidor: “€ Ya ha corregido las palabras €”. Qué gran diferencia en la calificación de los comportamientos: en los mencionados al inicio del artículo, los hechos -que sólo vieron ellos- le parecían graves y en cambio ahora, ante los graves insultos publicados, le basta con esa aclaración del regidor de que “sólo” irá políticamente contra sus adversarios. ¿Qué esperaba, que los amenazara físicamente? ¡No es esto lo que acordamos en aquella reunión!
Los terrassenses nos merecemos una política sin insultos, ni mentiras, ni populismo. Necesitamos volver al buen hacer y al buen decir. Si el alcalde no le exige responsabilidades a su regidor, en última instancia, la responsabilidad final será suya.