STAMOS todos y todas viviendo un tiempo extraño, de incertidumbre y de dolor, por la pérdida de vidas humanas. El día a día en la ciudad ha cambiado y nuestras calles se han llenado de silencio por esa mezcla entre el duelo y el confinamiento. Como responsable municipal de mantenimiento urbano, parques y obras públicas he podido también comprobar cómo el rostro de la ciudad, desde el punto de vista de su parte urbana, ha ido cambiando.
Durante estas semanas están siendo otras las prioridades como ciudad, como sociedad y como Ayuntamiento, pero estamos manteniendo un servicio mínimo (el que nos ha permitido el estado de alarma) para solventar cuestiones urgentes de alcantarillado, de pavimento o incluso algún derrumbe de tierra como el que tuvimos en Can Palet de Vista Alegre. Quiero agradecer el trabajo y el compromiso de todo el personal sanitario, de limpieza, de transporte, de comercio y de la policía, con un reconocimiento especial al personal de los ámbitos que son de mi competencia. Han estado, y están, al pie del cañón, ofreciendo un servicio muy valioso para la ciudadanía de Terrassa.
En el caso del Servicio de Gestión del Espacio Público (GEP) han sabido reinventarse y centrarse en una acción esencial como ha sido el programa de desinfección de zonas exteriores de residencias, centros sanitarios, funerarias, mercados y otros espacios públicos, como refuerzo al trabajo que se ha llevado a cabo con la colaboración de las Agrupaciones de Defensa Forestal (ADF) y desde otras administraciones como la Generalitat y el Gobierno de España. Un trabajo impecable y bien estructurado que nos ha permitido llegar a la mayoría de zonas esenciales.
Como servicio de gestión y mantenimiento, esta reorientación nos ha permitido aportar nuestro granito de arena en la lucha contra la Covid-19, una verdadera situación de urgencia que está generando un antes y un después en nuestra historia reciente. Atender esta necesidad no implica desatender nuestros ámbitos habituales de trabajo. La ciudad empieza a recuperar, poco a poco y con la máxima prudencia y sentido común, parte de su actividad, de su día a día, con personas que vuelven a salir a la calle, que se desplazan a los lugares de trabajo o a los comercios. Ésta es la vitalidad que queremos recuperar para nuestra ciudad, una Terrassa que debe ser funcional y accesible para todas las personas. Y, para ello, nuestro trabajo consiste en transformar, urbanizar, conservar y gestionar el espacio público que nos permite llevar a cabo esa vida diaria.
Estas semanas estamos viviendo una pequeña transformación estética de la ciudad, con la naturaleza que ha ido recuperando espacio, y una acción que vamos a empezar pronto será la siega extraordinaria de zonas verdes, parques y jardines, además de un programa para quitar hierbas y arbustos en la vía pública. Esta siega no se ha podido plantear hasta que hemos vuelto a contar con todas nuestras brigadas al completo.
Pero, como además de una ciudad limpia queremos una ciudad sostenible dentro de nuestra particular revolución verde, la gran novedad que queremos aplicar es la de una siega diferenciada por zonas, tal como hacen varias ciudades europeas. Soy consciente de que habrá que explicarlo bien y que habrá gente que no lo entienda, pero combinaremos zonas de siega para facilitar espacios de paseo con otras en las que dejaremos que la hierba brote. Habrá quien diga que eso es dejadez, pero en realidad se trata de dar vida a la naturaleza, de mantener viva la polinización y de ahorrar energía. Debemos entender que se puede combinar una necesidad estética y práctica con otra de favorecer la biodiversidad, cambiando el habitual mantenimiento de hierba y césped con criterios que permiten mejorar la capacidad de adaptación al cambio climático, mejorar la respuesta ante las plagas, mejorar la calidad del entorno y la salud de las personas y reducir el gasto energético y el derroche de agua. Sólo quiero recordar, para acabar, a la gente de Terrassa que esto no ha terminado, que estamos trabajando para volver a vernos y a abrazarnos, pero que debemos seguir siendo cívicos y responsables. Como muchos y muchas sabréis la música (y, en especial, la rumba) es una de mis grandes pasiones, por lo que quiero daros un mensaje de esperanza con una letra de Peret que nos habla de que aprovechemos los ratos buenos, olvidemos pronto los malos y nos tratemos con simpatía.