A raíz de la noticia de Diari de Terrassa sobre la nueva estructura de mando del Ayuntamiento que ha nombrado el nuevo equipo de gobierno municipal, es preciso recordar algunas cuestiones.
Una de las consignas del 11-M fue la transformación de las administraciones para que sean mucho más participativas a la ciudadanía. En ese objetivo lo primero que hay que hacer es reformar la administración en general comenzando por su propia organización orgánica de forma que la transformación comience por la democratización de los procedimientos dentro de las tres administraciones. Para ello debería cambiarse toda su estructura, incluidos los cargos de confianza.
La realidad de estos 40 años se ha basado en dotar a las administraciones de personas lo más afines posible, con carnet, en los puestos clave de la organización municipal, dándose la paradoja que para un puesto básico de trabajo se requieren condiciones en el perfil que en los cargos de confianza no se requieren (tener un nivel "B" de catalán, como mínimo, tener un nivel académico, etc.), realmente no se requiere nada, el perfil queda completamente en manos del político de turno.
¿Esto qué ha generado? Que se vaya consolidando una "casta" de privilegiados dentro del Ayuntamiento que sirven para todo, es decir, uno puede estar en la dirección de Serveis Socials y ese mismo personaje puede estar en otro momento en Serveis Generals, o en Seguretat, o en cualquier otra área municipal. Todo un cúmulo de incoherencias si partimos de la base de que también en la gestión pública hace falta profesionalidad basada en la capacidad de gestión de proyectos con objetivos a conseguir y la gestión de grupos humanos, pero además hay que estar preparado en los contenidos técnico-jurídicos del tema a gestionar.
Por el bien común de lo público, y por desarrollar un concepto de democracia participativa, lo justo sería que se cubrieran las necesidades organizativas desde procesos de promoción interna abierta a toda la plantilla. Es posible que en las 1.800 personas que forman el colectivo de trabajadores funcionarios y laborales haya personas que reúnan las condiciones necesarias para el cargo.
El recurrir a un grupo reducido de personas que tienen vinculaciones personales de amistad, o de camaradería militante, despreciando al resto de la plantilla, es poco ético, las leyes que regulan la función pública dejan claro el compromiso de confidencialidad que debe regir en la acción del empleado público, por lo tanto no vale el decir que deben ser personas cercanas previamente. Cobran del erario público y por ello deberían estar sometidas al mismo proceso que las demás personas que trabajan en la administración local. Esto sería tanto para las direcciones de área como los directores de servicios.
En el caso que nos compete decidido por el equipo de gobierno del TxT y ERC, debemos señalar que vuelven a repetirse los mismos esquemas de siempre. De las ocho directoras de área nombradas sólo dos responden a una cierta imparcialidad en su elección, el resto viene del círculo cercano de los partidos gobernantes.
Señor Ballart, su mensaje de aires nuevos ha pasado como un ciclón, ya vuelve la calma continuista. La ciudadanía olvida su procedencia desde su propio ámbito familiar, hasta su militancia permanente en el PSC, hasta que se fue y encabezó este proyecto presidencialista.
Por otro lado, su forma de llevar este asunto, ignorando la representación sindical, dice mucho sobre usted. La protesta de los cinco sindicatos que representan al conjunto de las 1.800 personas de este Ayuntamiento está más que justificada, pero en el fondo les importa un bledo la esencia de la democracia representativa. Lo digo en general porque ERC es de la misma condición, si no que expliquen la movida social que se está organizando contra la ley Aragonès por su afán privatizador en el conjunto de los servicios públicos a prestar a la ciudadanía.
Deberían ir pensando en un código ético. Creo que debe realizarse y que sea la expresión del conjunto de este Ayuntamiento, o sea, con participación de todas las personas de esta administración. Ya sabe, la mujer del César no sólo debe ser decente sino que además debe "aparentarlo". Ya saben, los regalitos de Navidad devuélvanlos por donde vayan viniendo. Por otro lado deberían permitir que en la intranet municipal haya lugar para que cada empleado o empleada municipal pueda expresar públicamente dentro de la organización su valoración de la gestión o hacer propuestas para que se tengan en cuenta. Es difícil porque hay pequeños reinos de taifas donde está vetado que opine la tropa.
En fin, hay que caminar hacia otro concepto del servicio a la comunidad, cosa que en este Ayuntamiento y en el resto de las administraciones se ignora intencionadamente. Ustedes vienen a realizar ese servicio que han prometido a las ciudadanía, y a los ocho años de mandato deberían irse a su anterior trabajo, claro que aquí es donde se produce el problema porque, por la estructura habida en estos años, la mayoría no han trabajo en otro lugar.