Corría el año 1998. Una desconocida escritora llamada J.K. Rowling publicaba su primer libro, “Harry Potter y la piedra filosofal”, mientras que en España la tenista Arantxa Sánchez Vicario ganaba el Premio Príncipe de Asturias de los Deportes. En California, ese mismo año, dos jóvenes estudiantes universitarios, Larry Page y Sergey Brin, fundaban una compañía llamada a revolucionar internet: Google.
Por ese entonces, nadie hubiera podido imaginar cómo y cuán rápido iba a cambiar todo. Tan sólo el 3,1% de la población mundial tenía acceso a internet, palabra también desconocida entre una gran mayoría de españoles, ya que únicamente el 4% “surfeaba en la red”.
En estos 20 años la velocidad del cambio y el camino recorrido han estado llenos de adrenalina, la evolución ha sido vertiginosa y nuestra capacidad de sorpresa se ha visto superada una y otra vez. Millones de personas han descubierto internet y hemos pasado de buscar en una caja blanca a incorporar la inteligencia artificial en todos nuestros productos y servicios.
Si comparamos el antes y el después podríamos escribir páginas, ya sea de la forma en que buscábamos información con un teclado años atrás, a la manera en que hoy utilizamos la voz para comunicarnos con el móvil y muchos otros dispositivos.
Hoy, en España, el 84,6% de población se conecta a la red, según datos del Banco Mundial, y en todo el planeta son millones las personas que buscan y se maravillan con yottabytes de información.
2018 fue para nosotros el año de nuestro 20 aniversario: la consecución del duro trabajo que se materializa en servicios ya incorporados a la sociedad que tienen como fin hacer la vida más fácil a la gente. Dos de las últimas incorporaciones en España son nuestro asistente o el lanzamiento de Google Home como centro neurálgico de las comunicaciones dentro del ámbito del hogar.
Aunque la tecnología y los productos han cambiado hay, sin embargo, algo que se mantiene perenne durante estas dos décadas y es la misión de la compañía: “ordenar la información del mundo y hacerla universalmente accesible y útil para todos los usuarios”. Esta filosofía ha estado presente como mantra desde el comienzo y es lo que ha permitido que nuestros productos no sólo tengan al usuario como epicentro de nuestras acciones sino que hayan evolucionado con él y con sus necesidades.
Si echamos un vistazo a los más populares, podemos decir que siete de ellos tienen más de mil millones de usuarios en todo el mundo. Gmail, por ejemplo, se lanzó en 2004 con 1 GB de almacenamiento, aproximadamente 250 veces más que otros proveedores de correo electrónico en ese momento, y muchos creyeron que era una broma del día de los inocentes.
Android, el sistema operativo de código abierto para móviles, ha permitido que haya más de 24.000 modelos de dispositivos en todo el mundo, facilitando el acceso a la información y al conocimiento a millones de personas. Por su parte, si miramos al buscador, cada día se realizan miles de millones de búsquedas y más de la mitad ocurren desde dispositivos móviles.
Estos avances no serían posibles sin todos los usuarios que utilizan nuestros productos y que nos hacen llegar, cada día, sus opiniones para mejorarlos.
Me gustaría recoger y hacer mías las palabras de Sergey en su carta a los inversores de 2017 Founders Letter porque reflejan de manera muy sincera el espíritu de esta empresa. “En Google somos optimistas en cuanto al potencial de aplicar la tecnología a los mayores problemas del mundo, pero somos plenamente conscientes de que estamos en un camino que debemos recorrer con profunda responsabilidad, cuidado y humildad.”
Es por esto que somos conscientes de que la innovación supone cambios profundos y tenemos que hacer todo lo posible por facilitar que la sociedad esté preparada para los mismos. Y esto pasa, indudablemente, por la formación y el acercamiento del conocimiento de las capacidades digitales y tecnológicas necesarias.
En esta dirección llevamos más de cuatro años trabajando concienzudamente. En Europa ya hemos formado a más de tres millones de personas en competencias digitales. En España, desde 2014 materializamos este compromiso a través del programa Google Actívate con el que se han formado más de 300.000 personas y más de 40.000 han encontrado trabajo o han decidido abrir un negocio o iniciar su proyecto profesional como autónomos. Y, hace menos de un mes, impulsamos junto a UGT la formación en competencias digitales para trabajadores y trabajadoras de toda España.
Pensamos globalmente y actuamos de manera local, poniendo en marcha proyectos transformadores, capaces de generar y canalizar entusiasmo, creatividad y talento. Una muestra de nuestro impulso en este sentido es Campus Madrid, un lugar de encuentro para startups y emprendedores que ya han conseguido levantar más de 113 millones de euros de financiación y han creado cerca de 3.300 puestos de trabajo desde que abrió sus puertas en 2015.
O Digitalizadas, una iniciativa que tiene como fin formar a 5.000 mujeres del ámbito rural en competencias digitales en el ámbito tecnológico, o Gen10s, un proyecto en colaboración con Ayuda en Acción que pretende democratizar el acceso a la educación tecnológica, reducir la brecha de género y generar vocaciones en el ámbito de la ciencia y la tecnología, en niños y niñas en riesgo de exclusión social.
Si echamos la vista atrás, hasta 1998, podemos pensar que cuando dos amigos sentaban las bases de Google quizá no imaginaron hasta dónde llegaría ese proyecto universitario dos décadas después.
De la misma forma, si miramos al futuro tampoco podemos realmente llegar a saber cómo será internet en 2038. Pero sí podemos aferrarnos al tópico de que lo mejor está siempre por llegar y de lo que no cabe duda es de que “el viaje” será, cuando menos, ilusionante y apasionante.