El nuevo permiso de paternidad viene a paliar en cierta medida una situación de desigualdad. En realidad se queda a mitad de camino. No obstante, deberíamos hacer alguna precisión cuando se habla de igualdad y corresponsabilidad en torno a este asunto. En primer lugar está la equiparación del permiso por nacimiento un hijo entre el hombre y la mujer, pero la equiparación del hombre no debe ser el fin último, de lo que se trata es de que la medida debe entenderse especialmente desde criterios de género.
La mujer ha estado y lo sigue estando, históricamente discriminada en el mercado laboral por cuestión de la maternidad. Se trata de un hecho objetivo que se puede comprobar, en primer lugar, en el extraordinario descenso de la natalidad, debido entre otras cuestiones a la pérdida de oportunidades que la mujer, en general, tiene al afrontar la maternidad en materia laboral. En ese sentido, está comprobado que muchas empresas priorizan la contratación de hombres antes que la de mujeres en edad fértil, circunstancia que genera una nueva situación de desigualdad muy evidente.
El permiso de paternidad se ha ampliado con el objetivo de que llegue a ser igual que el de la mujer, dieciséis semanas en unos años y el principal objetivo, además, como decimos, de equiparar al padre y a la madre, debe servir para normalizar la relación de la mujer con el mercado laboral. Otra cosa es la conciliación. Esta medida hay que entenderla como una herramienta de igualdad, pero no de conciliación puesto que éste es un concepto más amplio que no se ha afrontado con valentía por parte de ningún gobierno hasta el momento.
Cierre
La tienda de H&M se está yendo y su clientela hace colas inéditas en el centro de Terrassa para aprovechar las oportunidades que el cierre está planteando. Es una decisión empresarial en la que influyen cuestiones que no se pueden valorar desde la perspectiva del comercio tradicional, pero es una buena excusa para reflexionar sobre el paisaje del comercio en el centro de la ciudad. Hace unos meses cerró otro negocio frente al H&M que no ha sido ocupado.
Las persianas abajo en muchas calles del centro comercial terrassense empiezan a ser peligrosamente visibles. Es probable que sólo sea una sensación que no está basada en un estudio científico, pero da la sensación de que el comercio en el centro está perdiendo fuelle.