Opinió

Rotondas

El sábado publicó este diario el balance de la accidentalidad en Terrassa durante el año 2018. Las cifras, sin ser relevantes, son esperanzadoras por cuanto se ha reducido el número de accidentes en la ciudad. La mortalidad, se mantiene con dos fallecidos por accidente, como en 2017, pero se han reducido los accidentes graves, los leves y los incidentes sin heridos. También son positivas cifras en torno a los accidentes registrados en la comarca, donde se han reducido los accidentes en un dieciocho por ciento, el mismo porcentaje que ha bajado la cifra de fallecidos en el Vallès Occidental.

Es difícil establecer una razón por la que aumentan o disminuyen los accidentes, más allá de la prudencia o la temeridad de los conductores, aun cuando las medidas que las administraciones toman se mantengan. Es probable que cuando una campaña de publicidad funciona o una medida determinada tiene éxito llegue un momento en que los conductores caigamos en la rutina y nos confiemos en exceso. Es la confianza la que junto a la imprudencia más accidentes provoca. Una de esas medidas puede ser el establecimientos de las zonas 30, tan incómodas para los conductores, pero tan efectivas para reducir el número de accidentes o al menos, la gravedad de los mismos.

Con todo, es necesario destacar de entre las cifras sobre los accidentes, que un año más los puntos negros de Terrassa son las rotondas. Se concibieron como herramienta para la regulación del tráfico y también para su pacificación, pero se han convertido en una fuente de problemas de cierta relevancia en las ciudades. En Terrassa tenemos las rotondas de la Dona Treballadora y de la Bicicleta, en la carretera de Rellinars, con 22 de Juliol, como los puntos de mayor accidentalidad de la ciudad. Es cierto que los accidentes en las rotondas no suelen ser de extrema gravedad, pero se dan con cierta frecuencia.

Probablemente la razón haya que buscarla en la falta de conocimiento que tenemos los conductores de circular en las rotondas, cómo entrar, cómo actuar cuando se está dentro y, sobre todo, cómo salir. La mayoría de los accidentes se producen como consecuencia de entradas temerarias o cambios inadecuados de carril y no parece que tengamos conciencia de la importancia de circular, por defecto, por el carril exterior de las rotondas, pera evitar problemas, y de la obcecación que tenemos por salir de la rotonda, cuando no hay ningún problema en dar una vuelta más si no es posible la salida.

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