Finalmente, el Ayuntamiento regulará el uso de patinetes y demás VMP, vehículos de movilidad personal (las siglas de nuevos conceptos de movilidad están muy de moda últimamente). La norma pretende resolver los problemas que genera la connivencia de patinetes, bicicletas, etcétera con los peatones, que merecen, al menos, tanta protección como esos vehículos reclaman en su también difícil convivencia entre los coches.
La esencia de la norma, impulsada por una moción del Partido Popular en el pleno municipal, es que los patinetes eléctricos y, en general, los VMP a motor, no podrán circular por las aceras, sólo lo podrán hacer por los carriles bici y las calzadas de las zonas 30. Con respecto a la bicicleta, cuyo uso también resulta polémico en según que zonas, se estipula que no podrán circular por las aceras, aunque sí por las zonas peatonales, acompasando la velocidad a la de los peatones y dejando una distancia de seguridad de 1,5 metros con respecto a fachadas y viandantes. Sólo podrán circular por las aceras, en esas condiciones, niños menores de 12 años y acompañados de adultos. Aunque la sanciones no están definidas, se prevé que tendrán el perfil disuasorio que obligue al cumplimiento de la norma. Esta norma hace presagiar, no obstante, un aumento considerable de las calles consideradas zona 30, es decir, donde no se pueda superar esa velocidad y donde, además, las bicicletas recibirán una especial protección del acoso de los vehículos motorizados, otro foco de posible conflicto si no se produce un cambio de actitud de los conductores ante la nueva realidad de la movilidad personal.
Quedan por resolver cuestiones relacionadas con las zonas peatonales, especialmente en horas de máxima afluencia de viandantes. La norma, que no resolverá todos los problemas de convivencia que pretende evitar, debe ir acompañada, como cualquier otra actividad que se desarrolle en la vía pública, del sentido común y, esencialmente, de principios cívicos. Artefactos que pueden alcanzar e incluso superar los 35 kilómetros por hora (se han investigado casos de velocidades en torno a los 80 kilómetros por hora en carretera o vías principales de ciudades) se convierten en un factor de riesgo evidente en la calle.
También los monopatines o los patinetes convencionales, pilotados por niños y mayores en la calle de la Font Vella a máxima velocidad un sábado por la tarde son un problema y nos tememos que lo seguirán siendo. Por no hablar del señor que circula en patinete eléctrico a 35 por hora por la ciudad porque no puede conducir vehículos a motor como consecuencia de un problema de visión.