Los síntomas nos dice que el único nexo de unión que existe en estos momentos en el independentismo son los presos. Sin los políticos en espera de un nuevo traslado a Madrid y si el juicio no estuviese a punto de comenzar el escenario en el bloque independentista sería muy diferente y por ende el que se dibuja en la política española.
El pasado sábado hablábamos del lío monumental en la izquierda, del que Terrassa no es ajena, pero tampoco debemos olvidar el laberíntico contexto en el que se integran los partidos y entidades independentistas catalanes. Se trata de una pugna, cada vez más abierta, por la hegemonía del independentismo en el que se entremezclan tácticas, estrategias, filias y fobias, políticas y también personales que, por otra parte, el sector constitucionalista gusta de poner constantemente en evidencia como fórmula para debilitar a su contrincante.
Si las corrientes de opinión dentro de la izquierda forman un arcano insondable, el independentismo se convierte día a día en un “escape room” irresoluble. El pasado fin de semana se presentó la Crida, que es una asociación que está inscrita como partido político y que hay quien la entiende de una manera y quien la entiende de otra; la ANC está concentrada en sus primarias para las municipales, que no se sabe si obtendrán el apoyo de los otros partidos; entre tanto no se sabe si se presentará Junts per Cat, PDECat o la Crida. Los únicos que lo tienen claro son los de Esquerra, que, sometidos a una presión extraordinaria para que se sumen al movimiento de Puigdemont, ya hace meses que se manifestaron en contra de una propuesta unitaria, porque no están dispuestos a dejarse fagocitar. La CUP, es quizás la formación que más claro lo tiene y, como siempre, no engaña a nadie.
La Crida se presenta como banderín de enganche de la unidad, pero en realidad lo que hace es aumentar la oferta independentista con una nueva opción. Y siguiendo con las contradicciones, de su ideario se entiende que su objetivo es alcanzar la independencia a través del diálogo con el gobierno, pero al mismo tiempo se asegura que la Crida no renuncia la vía unilateral, como para querer contentar a los moderados a la vez que a los más partidarios de la desobediencia civil.
El juicio empezará pronto y de su desarrollo y especialmente del resultado final se derivarán muchas consecuencias.