Ha causado cierto revuelo político la designación esta semana de Isabel Darder como nueva comisionada de enseñanza del Ayuntamiento de Terrassa. Alfredo Vega, titular de ese departamento desde su nombramiento como alcalde, ha decidido aprovechar el inicio de curso para descargar sobre Darder el volumen de trabajo que implica una concejalía de esa magnitud. El nombramiento, como decimos, ha provocado la reacción de la oposición, alguna más vehemente que otra, que van desde la acidez de TeC, que acusa a Vega de querer liberarse de trabajo para dedicarse a hacer campaña, hasta la más tebia del PDeCAT, que mostró su comprensión con el equipo de gobierno del que formó parte hasta la crisis de noviembre de 2017.
Realmente, la designación de la nueva comisionada de enseñanza genera sensaciones enfrentadas. Por una parte, no se puede acusar a este equipo de gobierno, ni al que presidió Jordi Ballart, de ligereza a la hora de contratar al denominado personal eventual de confianza, los asesores del alcalde (los que fueron llamados la “beautiful people” durante el mandato de Manuel Royes). Ballart decidió que serían tres y Vega ha mantenido dos desde su nombramiento, recuperando el tercero con la designación de Isabel Darder. La ley permite una contratación muy superior. Por otra parte, es cierto que el equipo de gobierno está en minoría, en una minoría muy débil que obliga a los concejales a asumir demasiadas carteras. En ese sentido, el alcalde Vega tenía un volumen de responsabilidades muy elevado y descargarse de enseñanza no sólo le libera sino que proporciona un efectivo a dedicación completa en un ámbito sensible como es la educación en Terrassa.
Así, el reproche de la oposición sobre lo reducido del equipo de gobierno es una obviedad; efectivamente, es muy reducido y ha buscado ayuda. Lo que sorprende es que esta decisión no se produjese de manera inmediata a la formación del nuevo equipo de Vega, cuando ya se veía que el alcalde no podría asumir tal volumen de trabajo y se nombre ahora, a nueve meses vista de la convocatoria de las elecciones municipales. Es notorio que los ayuntamientos paralizan su actividad de gobierno efectivo dos meses antes de las elecciones y hasta seis meses después.
Pero de todo, lo que más sorprende es que el propio alcalde diga públicamente que la enseñanza en la ciudad estaba muy abandonada. Seguramente, Alfredo Vega, siempre tan transparente, no ha sido consciente del alcance de tal afirmación, precisamente el día del pleno extraordinario de residuos. No nos extrañe que antes de acabar el mandato tengamos otro pleno sobre enseñanza si, tal como dice el alcalde, el departamento estaba tan abandonado y con el tema de la segregación ensombreciendo el panorama educativo terrassense. Mucho tendrá que correr Isabel Darder para evitarlo.