Opinió

Excelencia

No hace muchos días, poco antes de que se llevasen a cabo las pruebas de acceso a la universidad decíamos que la célebre selectividad, que tantos nervios despierta entre los jóvenes aspirantes a una plaza universitaria se ha convertido en poco más que un trámite. El número de suspendidos no suele alcanzar el cinco por ciento de los alumnos que se presentan a las pruebas y la función de la selectividad se sitúa en un plano secundario en cuanto al acceso, pero de vital importancia para determinar la carrera a la que accederán los aspirantes. Esa es, en este momento, la gran función de las pruebas de acceso a la universidad, determinar la nota que permitirá incorporar al bagaje que los estudiantes traen de bachillerato para enfrentarla a las notas de corte de sus estudios preferidos.

Los planes de estudios reales están sin duda enfocados a preparar a los alumnos para que afronten con éxito la selectividad y ello se demuestra en el elevado número de aprobados que se da cada año. Otra cosa es que ese aprobado permita al aspirante a universitario matricularse en la carrera de su preferencia. La situación generada en torno a la obsesiva selectividad ha llevado a plantearse entre la docencia si realmente ese es el camino y si, aun siéndolo, los planes de estudio en la era de la comunicación y de la información están adaptados a la nueva realidad digital en la que han crecido los estudiantes.

En todo caso ese es un muy interesante debate, pero hoy nos trae este asunto el homenaje académico que recibirán mañana los jóvenes que han alcanzado la excelencia en la selectividad, un buen puñado de los cuales son terrassenses como hemos podido comprobar en la información que abre nuestras páginas hoy. Que las pruebas de acceso a la universidad no registren un gran número de suspensos no quiere decir que no entrañen dificultad, al contrario. Se trata de pruebas de cierta complejidad en las que alcanzar notas elevadas no es nada fácil. Es por ello que no deja de causar cierta emoción ver a estos chicos y chicas que han alcanzado notas merecedoras del reconocimiento que el departamento de Ensenyament les brindará mañana. Son los que han aprovechado mejor el tiempo, los mejor preparados, los que con toda probabilidad estudiarán lo que siempre han deseado, a los que se les augura un brillante futuro académico.

Todos estamos en deuda con ese esfuerzo y éste no se paga más que el establecimiento de las condiciones adecuadas para que su formación universitaria sea óptima y su incorporación al mercado de trabajo acorde con esa formación. Eso ya no depende tanto de ellos como de todos.

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