La sanidad española se ha convertido con los años en un referente mundial en muchos aspectos, pero si existe un ámbito en el que ha sido pionera y modelo de muchos países es en el de los trasplantes de órganos. Desde que a mediados de los años sesenta se realizasen los primeros trasplantes de riñón en Barcelona y Madrid, el sistema español ha evolucionado de manera ejemplar, convirtiéndose en el país que mayor número de trasplante de órganos y tejidos realiza en el mundo, de forma más igualitaria y con un mejor control médico, ético y jurídico a través de un organismo modélico como es la Organización Nacional de Trasplantes.
Ese es el marco en el que surge la polémica en torno al trasplante de hígado que le fue practicado en el año 2012 al futbolista del FC Barcelona Eric Abidal en el Hospital Clínic de Barcelona. Una conversación telefónica intervenida por la policía al que fue presidente del club barcelonés, Sandro Rosell, con un empleado del club, cuestiona la legalidad de esa operación quirúrgica, generando una polémica que acabe como acabe no dejará a nadie indiferente. En esa conversación se dice explícitamente que se le "compró" un hígado al futbolista, esquivando así la estricta normativa española en materia de trasplantes.
El sistema sanitario español regula los transplantes de órganos y tejidos de forma rigurosa desde un ámbito nacional, autonómico y hospitalario. Los protocolos, especialmente en lo que a las operaciones con donante vivo se refiere son especialmente severos e incluso debe intervenir un juez para autorizar la intervención. La publicación de esa conversación no sólo pone en cuestión la honorabilidad de las personas que protagonizan el episodio, sino que también cuestionan un sistema de éxito basado en la igualdad, la legalidad y la ética por encima de cualquier otra circunstancia.
Es absolutamente necesario que las autoridades sanitarias e incluso judiciales aclaren lo ocurrido en torno al trasplante de Eric Abidal, no sólo para depurar las responsabilidades que se precise si es que se ha producido alguna irregularidad, sino para preservar la honorabilidad del sistema sanitario español. El prestigio conseguido por el sistema español de trasplantes se ha basado, además de en su excelencia médica, en el rigor de sus protocolos por lo que no puede flotar en el aire la sospecha de que pueda comprarse un órgano para un trasplante.