La fecha del 28 de junio conmemora los conocidos como disturbios de Stonewall (Nueva York), hechos que marcan el inicio de la lucha por los derechos de los homosexuales y que son el punto inicial y catalizador del movimiento pro derechos LGTBI.
El nombre con el que en la actualidad se conoce esta jornada reivindicativa y festiva a partes iguales, Día del Orgullo LGTBI, es muy significativo toda vez que la acepción de dicha palabra es muy relevante de lo que se quiere destacar: "Orgullo: satisfacción personal que se experimenta por algo propio o relativo a uno mismo y que se considera valioso".
Las personas deben ser valoradas por todas y cada una de sus cualidades, aptitudes y actitudes, independientemente de su diversidad afectiva, sexual, expresión e identidad de género. Encasillar a las personas por su género o identidad sexual las despersonaliza y las invisibiliza, pues las personas somos más que lo que genéricamente nos consideramos o de a quien amamos. Las personas nos definimos por nuestras acciones y actuaciones, no por a quién queremos o cómo queremos.
En nuestra sociedad, donde cada vez es más habitual cuestionar los estereotipos "antiguos", debemos eliminar las llamadas etiquetas. Hombre, mujer, ciega, sorda, gorda, flaca, homosexual… Es imposible definir una persona sólo con una palabra, porque todos somos complejos, diversos, perfectos. Es muy importante que comencemos a ver las personas como un todo y no sólo como una parte de ese todo, destacando sobre el resto cualidades que la mayoría de las veces son ofensivas o limitadoras de la persona.
En el colectivo LGTBI esta necesidad es aún más evidente: sólo cuando seamos capaces de abandonar los estereotipos y los roles que nos marca el patriarcado, conseguiremos normalizar la diversidad sexual y afectiva así como la identidad y expresión de género. Cada vez se van dando más pasos para conseguir una igualdad real y también es cierto que una parte muy importante de la sociedad cada vez es más consciente de la necesidad de la lucha real por ésta.
Desde la política debemos acompañar a la sociedad en este avance y es por ello que tenemos que seguir hablando y trabajando conjuntamente con la sociedad civil. Si desde las instituciones no les damos voz, siempre hay una gran e importante parte de la población que no está suficientemente representada y es por ello que creo que debemos insistir a la sociedad civil a no desfallecer en la lucha por los derechos y las igualdades reales de todas las personas siempre sin dejar a nadie por el camino y sin vulnerar los derechos de otras personas.
* La autora es concejal de LGTBIQ