El Mercat de la Independència ha sido objeto de debate desde hace quizás demasiados años. Es decir, comerciantes y autoridades son conscientes de que el Mercat necesita de una dinamización en la que debería incluirse una reforma física, pero hasta ahora no se ha acometido. Se ha encargado a una empresa especializada un proyecto de reforma que parece que ya empieza a dar sus frutos teóricos con una propuesta que no ha desagradado. Se habla de dar un nuevo contenido a algunos espacios, de abrir el mercado a la Rambla, como ha propuesto el equipo de gobierno desde que el alcalde Ballart llegó al poder. De hecho esta era una de sus grandes obsesiones, ganar la rambla para el mercado o ganar el mercado para la rambla. Su estructura es compleja. Se construyó de espaldas a la rambla, porque entonces la ciudad miraba hacia el otro lado. Fijémonos que la parece posterior, la que da a la propia rambla se asemeja más a un muro de contención para proteger la estructura de posibles riadas que una fachada convencional.
Esquerra Republicana no se ha querido mantener al margen y ha ido más allá del mero impulso del debate, presentando una propuesta, ciertamente ambiciosa. Se centra en la nave que tradicionalmente ha acogido los puestos de pescado en el Mercat, la “nau del peix”. Proponen convertirla en una nave abierta, en una nueva plaza pública porticada, cubierta por la propia estructura actual del mercado. La verdad es que no pinta mal. Hay que valorarla no sólo por la calidad de la propuesta en si misma y de los beneficios que podría reportar su ejecución, como por las iniciativa de los partidos de implicarse con propuestas trabajadas. Este impás hasta las próximas elecciones, esta especie de “pax politica” que ha creado la debilidad del equipo de gobierno después de la dimisión del alcalde Ballart, puede ser muy beneficiosa en ese sentido.
La propuesta de ERC trata de ganar un nuevo y muy amplio espacio público que podría ser aprovechado tanto por los comerciantes como por las entidades y la ciudadanía, permitiría compactar la oferta comercial dentro del resto de naves del Mercat y abaratar así el importante coste de mantenimiento que tiene el edificio de por sí. La cuestión está en si encajaría en un proyecto global. Probablemente, la propuesta de ERC deba valorarse en el marco de la remodelación que se está estudiando y tomar decisiones desde una perspectiva más integral de lo que debe ser el Mercat.