Opinió

Tráfico

Hay quien habla de las asociaciones de vecinos como entidades algo anacrónicas que deben adaptarse a una nueva realidad. La realidad es que todavía sirven como interlocutor válido para vehicular quejas y reivindicaciones colectivas cuando hace ya algún tiempo que el asociacionismo colectivo ha perdido el perfil que tuvo en el último tercio del siglo XX. La llegada de la democracia, la necesidad de "construir" las ciudades en un plano de igualdad les llevó a tener un protagonismo extraordinario. Las necesidades de entonces no son las de la ciudad del bienestar de hoy, pero aunque es verdad que deben adecuarse a una nueva dinámica e intentar recuperar el interés de los vecinos en los barrios, todavía son una herramienta válida y seguramente podrían serlo más como elemento de participación.

Esta semana, el alcalde, Alfredo Vega, se ha reunido con los vecinos del Roc Blanc, un barrio relativamente joven en todos los sentidos, que nació cuando la ciudad ya había pasado del gris al verde. Pero tienen sus reivindicaciones que hacer al Ayuntamiento, como la vieja aspiración del casal de barrio o la limpieza de un conflictivo solar. Se trata de reivindicaciones que para alguien podrían no ser prioritarias, pero son las necesidades del barrio y constituyen la preocupación de los vecinos. Los casales de barrio constituyen una herramienta vertebradora y un factor de promoción del asociacionismo y Roc Blanc lo reivindica desde hace años.

Pero hay una cuestión que preocupa todavía más al barrio y es el aumento de circulación que h significado la puesta en marcha del tramo terrassense del IV Cinturó que une la zona de Can Trias con el Pla del Bon Aire. A Roc Blanc le afecta el IV Cinturó y la salida de la autopista C-16. Y esta queja debe servir de alerta a lo que puede significar el IV Cinturó para Terrassa si no se aprueba la continuación de la vía, al menos, hacia Sabadell. Los vecinos de Roc Blanc ya lo han notado, como lo han notado los del Pla del Bon Aire, pero cuando la conexión con Abrera sea una realidad, se puede producir una situación realmente compleja para la ciudad. La trama urbana deberá absorber un volumen de tráfico de decenas de miles de vehículos que está previsto que se desplacen por esa vía y que indefectiblemente deberán continuar camino hacia donde sea por las calles de la ciudad. Por lo tanto, la reivindicación del Roc Blanc de que se pacifique el tráfico de sus calles es una cuestión que tiene un recorrido que va más allá de los límites del barrio.

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