De entre las diferentes alternativas que se planteaban antes de la celebración del pleno de investidura del Parlament de Catalunya, una era la de la suspensión, quizás la que más incógnitas establece debido a una situación inédita en la historia de las instituciones catalanas y también de las españolas. La decisión del presidente Roger Torrent de suspender la sesión abre, no sólo un nuevo compás de espera, sino seguramente un debate sobre la situación, los plazos para el nuevo pleno de investidura e incluso para la convocatoria automática de unas nuevas elecciones.
No cabe duda de que la resistencia que está protagonizando Carles Puigdemont persigue fortalecer su posición, aún desde el extranjero como presidente legítimo de Catalunya y el de su partido como ganador de las elecciones en lo que al bloque independentista se refiere. Puigdemont quiere hacer valer su "presidencia" en el exilio y el resultado de las elecciones. Pero su pulso no es sólo contra el gobierno que preside Mariano Rajoy, sino también contra Esquerra Republicana. Es mas, también lo mantiene con una parte importante de su propio partido. La denominada "llista del president" es algo más que un grupo de nombres, es un grupo de poder dentro de PDeCAT y del propio independentismo.
En este sentido, ayer surgió de Esquerra Republicana una frase que es suficientemente ilustrativa: "Estamos a diez mil votos de diferencia y nos han tratado como hace veinticinco años", según publicaba el digital de El Periódico de Catalunya.
El enroque de Puigdemont juega a su favor, como juega a su favor este tenso impás que se abre ahora y como jugaría a su favor la convocatoria de nuevas elecciones. La huida de Carles Puigdemont a Bruselas hizo que su partido recuperase el terreno que Esquerra Republicana creía haber ganado. Por tanto, la eventual convocatoria de elecciones podría significar para él y para su lista el empuje definitivo para distanciarse de forma relevante de Esquerra Republicana. Mientras tanto, la CUP continua presionando, quizás sin tanto poder como atesoró en la anterior legislatura y los partidos constitucionalistas, un tanto desdibujados ante la imposibilidad matemática de generar una alternativa.
Por las mismas razones que a Puigdemont, pero en el otro extremo del hemiciclo, también para Ciudadanos podría ser una buena idea la convocatoria de unas nuevas elecciones, pero ¿sería beneficioso para Catalunya?