Ha nacido en Terrassa el denominado Movimiento para unas Pensiones Dignas, promovido por diversos colectivos de mayores y pensionistas que quieren reivindicar la necesidad de dotar de dignidad al sistema de pensiones español. Los mayores ha dejado de ser actores pasivos para adquirir protagonismo y defender derechos por los que han luchado durante toda su vida laboral.
Y es que la alerta por el sistema español de las pensiones ha adquirido notoriedad por la gravedad de la situación y los negros augurios que se ciernen sobre un futuro no muy lejano. La reducción del poder adquisitivo de los pensionistas en los últimos años es sólo un síntoma de las dificultades por las que atraviesa el sistema, pero no es el único. En estos momentos 40 de cada 100 euros que gasta el Estado son para las pensiones. La forma de paliar una situación complicada ha sido la de rebajar las pensiones con el falso aumento del 0,25 por ciento. De lo que se trata es de aumentar los ingresos y no de reducir el gasto y la única forma de aumentar los ingresos es creando empleo de calidad y reformando la reforma laboral, uno de los factores que más han incidido en la actual crisis de las pensiones. La ecuación es incuestionable: a menos trabajadores menos ingresos y a salarios más pequeños, también menos ingresos. Eso es lo que ha provocado que se haya acabado con la hucha de las pensiones.
En ocasiones este tipo de situaciones se nos antojan problemas muy difíciles de entender, cuando en realidad son muy parecidos a la economía doméstica, aunque con cifras muy elevadas. La hucha de las pensiones no es más que el lugar al que van a parar la diferencia entre lo que se ingresa de las personas que trabajan y lo que se paga a los pensionistas. Cuando los que trabajaban eran muchos y los sueldos eran más dignos que ahora, sobraba dinero. En los momentos de dificultad financiera el Estado ha echado mano de la hucha de las pensiones para otras cosas y como se han reducido los ingresos, pues ya no hay dinero para pagar las pensiones y éstas, deben completarse con los presupuestos generales o con préstamos como ocurrió este mes de enero.
El problema no solo es que hay problemas para pagar las pensiones, sino que estas cada vez serán menores; hay quien vaticina una reducción de entre un 30 y un 35 por ciento hasta 2050. Es normal que los mayores se revuelvan contra el estado de las cosas. A este el movimiento durará mucho tiempo y muchos de los que ahora trabajamos nos tendremos que ir sumando.