Siempre que hay elecciones, suelen decir algunos candidatos que esas elecciones sí son importantes, o las más importantes u otros calificativos para priorizarlas. Siempre son importantes unas elecciones porque en ellas decidimos como ciudadanía, y así lo venimos haciendo desde hace décadas. Años y años decidiendo en elecciones democráticas. Pero sí es cierto que, en esta ocasión, el próximo 21 de diciembre nos lo jugamos todo: nuestro futuro, la convivencia en Catalunya, y es tristemente así, y digo tristemente, porque Catalunya está rota en estos momentos, fracturada y a la deriva.
Rota, fracturada y a la deriva. Calificativos muy contundentes pero ciertos, objetivos. No es una valoración, y las encuestas así lo demuestran. Vivimos en una tensión constante, divididos y enfrentados y con nuestra economía hundiéndose. Ésta es la Catalu-nya actual, y esta situación tiene unos responsables, unos únicos responsables: aquellos que por su ego, soberbia y ambición personal iniciaron un camino a ninguna parte prometiendo a sus simpatizantes una Catalunya independiente, irreal, un paraíso ilusorio donde todo sería perfecto, prometiendo ante todo una mentira como se ha demostrado y como ellos sabían, porque nunca, nunca, sería posible una Catalunya independiente cuando la mayoría de catalanes de entrada no somos independentistas. Un proyecto que se construye desde el enfrentamiento, la división, la manipulación histórica, la distorsión, la invención de enemigos externos, es un proyecto perverso y peligroso, como todo proyecto de nacionalismo exacerbado (muchos tristes ejemplos tenemos desgraciadamente en la historia de Europa de las consecuencias de los nacionalismos extremos, de los supremacismos).
En el denominado "procés" todos hemos sufrido: discusiones, amigos que se dejan de hablar, tensión en las familias, conversaciones fuera de tono en whatsapps, faltas de respeto… Prácticamente nos han llevado, los del anterior Govern de la Generalitat (desde Puigdemont hasta Junqueras pasando por los representantes locales), a un enfrentamiento civil, que como ciudadano nunca les perdonaré. En mi vida nunca había visto ni sentido a mi alrededor tanto sufrimiento, ni tanta pena.
Llevamos años con déficits democráticos en Catalunya si no compartes el pensamiento del régimen de la estelada.
Necesitaría páginas para enumerar ejemplos, pero cuando hay miedo en una sociedad, miedo a decir lo que se piensa, el problema es muy grave.
Pero, afortunadamente, frente a la intolerancia y a los sectarismos, tenemos la democracia y desde la defensa de la democracia y la libertad siempre, siempre, se han derrotado las actitudes totalitaristas. Y tenemos un ejemplo con la aplicación del artículo 155 de la Constitución española que frenó un intento de golpe de Estado. El retorno a la legalidad (el 155) nos ha devuelto una cierta tranquilidad y paz social. Nada tiene que ver la situación de la 1.ª semana de octubre con la de las últimas semanas.
Por todo ello son tan importantes las elecciones autonómicas del día 21. Porque nos lo jugamos todo. Nos jugamos nuestro futuro, el de nuestras familias, el de nuestra tierra. Y sólo hay un partido, sólo uno, aunque pareceré subjetivo, que siempre ha plantado cara al separatismo radical, siempre, con hechos, no de boquilla como otros, con hechos, y este partido es el Partido Popular, y muchos son los ejemplos que podría poner, pero bastarán tres a nivel local:
-Si la imagen de Su Majestad el Rey de España está en el salón de plenos del Ayuntamiento es porque yo mismo presenté una denuncia ante la Subdelegación del Gobierno en Barcelona contra el Ayuntamiento.
-Si Terrassa ya no está en la AMI es porque el Grup Municipal del PPC de Terrassa, a través de su portavoz, Álex Rodríguez, presentó una propuesta de resolución reclamando su salida inmediata.
-Si para el 9-N conseguimos que la "empastifada" amarilla contra monumentos y mobiliario urbano quedara en una anécdota fue gracias a nuestra denuncia administrativa.
¡Siempre hemos dado la cara! ¡Solos! Por eso es tan importante votar al Partit Popular el próximo día 21, porque somos la única garantía para la unidad y para recuperar la cohesión social y convivencia en Catalunya. Porque somos los únicos que siempre, siempre, hemos plantado cara al separatismo. Es fundamental una victoria del constitucionalismo frente al separatismo supremacista.
* El autor es presidente de la sección local del PPC de Terrassa