Hoy se lleva a cabo la votación para la elección del Síndic de Greuges de Terrassa. El sistema, al que finalmente no dieron respaldo todos los grupos políticos municipales, eliminó la posibilidad de la votación electrónica y obliga a que ésta sea presencial. La elección del síndic tiene su importancia porque significa un reto para todos. No sólo se trata de devolver a la ciudad la figura de la persona que debe mediar entre la administración y la ciudadanía, sino que al mismo tiempo se vuelve a poner a prueba los niveles de participación ciudadana que se pretenden para tomar este tipo de decisiones.
No entraremos a valorar ni lo ocurrido con la anterior síndica, su dimisión, la convocatoria de la anterior elección y los motivos que llevaron a su anulación. No sólo se trata de asuntos del pasado, sino que el análisis podría condicionar la votación que se llevará a cabo hoy. Nos referimos, en mayor medida, al sistema de elección y en concreto a si existe suficiente cultura participativa como para que la designación de una figura como el síndic de greuges se realice por votación popular. La última experiencia ofreció unas cifras realmente pobres a pesar de que se podía votar a través de internet y que en algunos casos se utilizó la práctica del voto delegado que finalmente provocó la anulación del proceso. En esta ocasión, no sólo no se puede delegar el voto, sino que el votante debe desplazarse a los puntos de votación designados por el Ayuntamiento, por lo que se hace previsible que el nivel de participación sea muy inferior.
Una vez más debemos advertir que no nos manifestamos en contra de los proceso participativos, sino todo lo contrario. La participación ciudadana debe ser promovida en sus múltiples formas, pero al mismo tiempo la utilización de esos mecanismos debe servir al mismo tiempo de motivación. Quizás estemos adelantando acontecimientos y nos encontremos esta noche con una participación masiva, ojalá sea así, pero desgraciadamente es poco probable porque no sólo no se facilita el voto a la ciudadanía al hacerlo presencial, sino que probablemente no se haya desplegado la información óptima para hacerlo. No reivindicamos el voto electrónico como impredecible, entendemos que debe llevarse a cabo con garantías y éstas no existían, pero es evidente que no invita a una participación numerosa. Luego está el poder de veto del la autoridades municipales sobre el resultado de la votación. ¿Quién sería capaz de contradecir el voto popular?