Opinió

Negociar

Hasta el último momento vamos a tener la incertidumbre sobre quien ocupará la alcaldía de Terrassa durante los próximos ocho meses. La asamblea de PDECat no tomo decisiones el sábado, pospuso su votación hasta el miércoles por la noche. Mientras tanto, se sigue negociando. Por una parte, Terrassa en Comú debe convencer, ahí es nada, a PDECat de que debe facilitarle la alcaldía a cambio de nada. Los postconvergentes no lo acaban de ver claro y en todo caso, aún en el supuesto de que aceptasen, eso no quiere decir que los comunes vayan a tener el apoyo incondicional de PDECat para gobernar durante el año y medio que resta de mandato; tampoco tendrían ninguna obligación si están fuera del equipo de gobierno.

El bloque independentista, en caso de convencer a PDECat, no sólo conseguiría impulsar el cambio en el Ayuntamiento de Terrassa después de 38 años de gobierno socialista, sino que volvería a gobernar y paralelamente generaría problemas en torno a un posible pacto de futuro entre TeC y PSC. Pero quizás lo más importante es que propondría un perfil claramente soberanista en el Ayuntamiento de Terrassa, que condicionaría la acción de gobierno de TeC, cuyo electorado es claramente sensible al derecho a decidir, pero no unilateralista.

De todas formas, alerta con la CUP, formación que tampoco está dispuesta a dar un cheque en blanco a TeC, sin propuestas encima de la mesa. Quizás se han tenido en cuenta apriorismos cuyos fundamentos no son tan sólidos como podía parecer.

Por su parte, el PSC no puede hacer más que esperar. Alfredo Vega presentará su candidatura al pleno de investidura del jueves. Está recomponiendo su equipo y no es fácil puesto que a la dimisión de Ballart se unió la de cinco concejales más. No se conoce todavía cómo se articulará la renuncia; si se incluirá el conocimiento de la misma en el pleno del jueves o bien se deberá convocar uno extraordinario. El PSC está algo decaído, pero no existe abatimiento en sus filas. Gestionan el compás de espera con cierta dignidad.

La continuidad de Vega o la llegada de Matilla depende, por tanto, de la decisión de PDECat. Ayer, la consigna en el partido de Miquel Sàmper era que si no había posibilidad de entrar en el equipo de gobierno, PDECat no apoyaría a Matilla. Hoy no se sabe. Los postconvergentes siguen considerando la propuesta de TeC una humillación imposible de aceptar. Lo único seguro es que el jueves habrá nuevo alcalde.

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