Tras la comparecencia de Carles Puigdemont en el Parlament y la inmediata activación del artículo 155 por parte de Mariano Rajoy con la interpelación al President parece que hemos entrado en una tregua política en la que se ha aprovechado para celebrar por todo lo alto la fiesta del 12 de Octubre, especialmente sentida en Madrid y con una nutrida concentración en Barcelona que ha acabado con enfrentamientos entre tribus ultras.
Se está a la espera de la respuesta que Carles Puigdemont dará a Mariano Rajoy sobre si declaró o no la independencia el pasado martes. En estos momentos, la prudencia y la serenidad deben regir cualquier movimiento tanto en Barcelona como en Madrid. El gesto del President Puigdemont de aparcar su declaración de independencia y la amenaza del 155 parece haber situado al Gobierno con el control de la situación en Catalunya. Esa sensación podría verse reforzada con el hecho de la herida abierta en el frente independentista por lo ocurrido el martes 10 de octubre, especialmente en la CUP. No obstante, no debería menospreciar el presidente del Gobierno la capacidad de regeneración e incluso de recuperación del independentismo catalán, especialmente si se siente sometido. En ese sentido, Rajoy debería huir de una victoria incondicional y humillante que le reportaría mucho crédito en España, pero que sin duda le generaría un problema de consecuencias imprevisibles en Catalunya.
Por su parte, el Govern de la Generalitat también debe tener en cuenta no sólo el poder de un Estado tanto en los ámbitos represivo, judicial, como también administrativo, los cuales ya ha podido sentir. Pero hay otra cuestión que probablemente prime por encima de otras consideraciones a la hora de tomar decisiones a corto plazo. Se trata de las presiones del tejido económico catalán. El volumen de empresas que está abandonando Catalunya es mucho mayor y se ha producido quizás antes de lo que se esperaba. El efecto dominó, si no tiene todavía efectos directos sobre la economía catalana como dice el Govern, sí tiene un efecto psicológico importante sobre la base social independentista que puede ir más allá del desencanto. Si hay que hacer caso además a los comentarios que se realizan en torno a la fuga de capitales de los ahorradores catalanes y el freno de las inversiones extranjeras, la prudencia debe condicionar los movimientos del Govern en los próximos días, como parece que considera una parte del PEDECat. Y cuidado con confiar en exceso en la mediación internacional.