El miércoles se celebró una nueva reunión de la Comissió Informativa de Societats Municipals i Ens Participats. El segundo punto del orden del día era francamente interersante por cuento debía tratar sobre la participación del Ayuntamiento de Terrassa en la gestión que se lleva a término por parte de la Fundació Privada Sant Llàtzer, “y en la situació actual de este ente”.
El orden del día no se pudo desarrollar por cuanto los representantes del equipo de gobierno pensaban que debían continuar el debate iniciado en el pleno de antes del verano en el que se trató la situación de la Fundació Sant Llàtzer, su relación con el Consorci Sanitari de Terrassa y la posibilidad de que la Escola d’Infermeria y Teràpia Ocupacional, dependiente de Sant Llàtzer, se integrase en el Consorci. La oposición, por contra interpretó el orden del día como la necesidad de debatir cuál debe ser el papel del Ayuntamiento en la gestión de la Fundació. Ambas opciones de debate son muy pertinentes, aunque una es, sin duda, complementaria de la otra.
En primer lugar, no estaría de más que los representantes de los partidos del pleno reflexionasen sobre el hecho de haber de tratar de la Fundació Sant Llàtzer en la Comissió Informativa de Societats Municipals y Ens Participados puesto que la Fundació no se puede incardinar ni en una figura ni en otra, aunque, efectivamente, no hay otro foro municipal más adecuado.
La Fundació Sant Llàtzer no es una sociedad municipal ni un ente participado por el Ayuntamiento. Es una fundación privada cuyos estatutos prevén que el presidente sea el alcalde de la ciudad y uno de sus patrones sea el concejal de sanidad. Esto no quiere decir que se deba pasar por alto la inercia de la vinculación del Ayuntamiento en su gestión, que ha sido el de ejercer el control de facto en su gobierno y administración. La reflexión sobre esa relación es fundamental para acometer después el debate sobre el papel que debe jugar la Fundació Sant Llàtzer en la ciudad, que puede ser muy útil e interesante, como lo ha sido históricamente una institución que ha evolucionado con la ciudad desde mediados del siglo XVI. El Ayuntamiento creó una comisión precisamente para tratar este asunto y estaría bien saber cuántas veces se ha reunido desde su constitución en el primer trimestre de este año.
Por otra parte, la decisión sobre la relación que debe existir entre la Fundació Sant Llàtzer y el Consorci Sanitari debe partir de la anterior reflexión, que a su vez va aparejada a la que debe determinar cuál debe ser la relación del propio Ayuntamiento con el Consorci, que tampoco parece que esté del todo claro.