Opinió

Nos vemos en septiembre

Este es el trabajo más duro que he tenido, me cansaba más cuando trabajaba en el almacén y las noches en la gasolinera eran interminables, pero dos años entregado a la política municipal desgastan de una manera mucho más severa. No sé si debería decir esto, pero la verdad es que durante estos dos años ha habido más de una ocasión en la que me han dado ganas de soltar esta preciosa responsabilidad -que no por preciosa deja de ser una gran responsabilidad- y volver a caminar ligero por la vida.

No es que me asuste el trabajo o que me pueda la presión, pero a veces me vence la impotencia de pelear con(tra) un sistema demasiado fuerte y arraigado en el que las pequeñas victorias cuestan mucho. Otras veces es simplemente que tienes tanto encima y tan importante que la cabeza ya no da para más.

Me metí en esto para mejorar muchas cosas y, aunque falta un mundo por hacer, estoy orgulloso de lo que hemos conseguido hasta ahora, porque tener el privilegio de que tus proyectos para que la gente sea más feliz se conviertan en realidad vale muchísimo la pena. Evidentemente, si sigo aquí es porque me sobran los motivos para quedarme.

Sigo porque pensé que había que quitar el límite a las becas de comedor y a las de los casales de julio, agosto y septiembre, además de poner en marcha ayudas para campamentos y colonias. Lo conseguimos porque todas las niñas y niños tienen derecho a unas vacaciones sea cual sea su situación y porque la necesidad debe marcar el presupuesto y no al revés.

Me quedo porque hay que perseverar para que en Terrassa ninguna niña o niño esté desprotegido y para que todo el mundo sepa que nuestra juventud tiene grandes talentos y que sólo hay que ayudarles a encontrarlos.

No me voy porque he peleado y peleo para que las entidades sociales dejen de sentirse al margen del sistema y para que trabajen codo con codo con los servicios municipales en proyectos que mejoren la vida de la gente, como el proyecto "Despertador", con el que arrancarán el día muchas y muchos adolescentes.

Seguiré mientras la cabeza aguante porque tenemos que cuidar nuestros servicios sociales, porque son una herramienta muy valiosa que no siempre recibe un trato justo y porque entre todos tenemos que acabar con la rumorología que genera racismo y fractura social y sólo se conseguirá cuando seamos conscientes de que todas y todos somos iguales.

Sigo aquí para que infancia y adolescencia decidan las políticas que les conciernen y para ello hemos creado los consejos de infancia y adolescencia, porque darles voz es hacerles visibles. Pero sobre todo sigo porque todavía no he conseguido todo lo que venía a hacer, aunque puedo decir orgulloso que he escuchado a todo el mundo y he peleado por lo que he considerado justo. Y seguiré haciéndolo hablando claro a los que como yo toman las decisiones, haciéndoles más conscientes de la desigualdad y de la injusticia y mostrándoles que estoy dispuesto a luchar para acabar con ellas.

Gente cercana me ha comentado que no debe ser gratificante gobernar pensando en pobres y niños, unos seguramente no saben ni quién eres y los otros no te votan. Yo les respondo que no tienen razón, mi trabajo a veces es frustrante, pero es muy gratificante. De todas formas, yo no he venido a que me dieran las gracias ni a buscar votos. Nos vemos en septiembre.

El autor es regidor de Servicios Sociales, Juventud, Ocio Infantil y Comunicación y Prensa

To Top