El Ayuntamiento ha decidido llevar a cabo políticas activas para incidir en el mercado del alquiler en la ciudad. Lo que está ocurriendo especialmente en Barcelona, ha puesto sobre alerta a municipios de la primera corona, que se plantean el objetivo de evitar que la burbuja del alquiler alcance las dimensiones a las que se está llegando en la Ciudad Condal.
El equipo de Gobierno ha destinado una partida presupuestaria a promover la bolsa de pisos del servicio de intermediación de alquiler de viviendas que gestiona el propio Ayuntamiento. Se trata de vincular las viviendas a ese servicio durante cinco años y que el precio del alquiler se sitúe por debajo del índice de referencia instaurado por la Generalitat. Así, el propietario tendrá derecho a bonificaciones en el pago del IBI y a ayudas para la reforma entre otras medidas. El objetivo es disponer de bolsa lo suficientemente amplia como para que su existencia influya en el precio de los alquileres en la ciudad.
La Cambra de la Propietat asegura en un comunicado emitido recientemente que en Terrassa no es necesario aplicar este tipo de medidas por cuanto no existe una burbuja del alquiler como ocurre en Barcelona. Los datos que ofrece la Cambra son, efectivamente, de un aumento de precio todavía moderado, pero también es cierto que se nota una tendencia clara a la alza. La incógnita está en saber si esa tendencia puede alcanzar niveles preocupantes que impidan, todavía más el acceso a la vivienda.
Este aumento, la Cambra lo explica ante el retroceso del mercado de la compra-venta, factor que puede incidir decididamente en el freno de los precios de los alquileres cuando cambie esa inercia. Sea como sea, la tendencia actual es actualmente alcista como consecuencia de una básica ley de la oferta y la demanda.
En cualquier caso, es más que probable que los diagnósticos que realizan tanto Ayuntamiento como Cambra de la Propietat no sólo no sean contradictorios, sino también complementarios y peda llegar a generarse dos mercados de la vivienda de alquiler. Por un lado, el que podríamos denominar de renta libre y otro que sería el de los alquileres de carácter social, tutelados o no por el servicio de mediación municipal. La cuestión está en discernir si esta situación, que seguro que se puede producir es natural o no, es justa o no y es inevitable o no. Dicho de otro modo, si genera desigualdad o es, precisamente, producto de la desigualdad.