Opinió

ANA

Hay que saludar con satisfacción y esperanza la aparición del nuevo colectivo que se presentó ayer en Terrassa, ANA, acrónimo de Àgora Nova Atenes. Tiene un especial significado el grupo, tanto en su continente como en su contenido. Àgora como lugar de encuentro, como espacio de intercambio y Nova Atenes como el recuerdo del perfil que cierta intelectualidad encontró en la ciudad en otro tiempo. ANA se presenta como un lugar de debate de, para y por la ciudad de Terrassa y eso es esencialmente bueno. De la opinión, de la participación, de la discusión surgen las ideas y probablemente sea eso lo que la ciudad necesita en estos momentos.

No hace muchos días, Terrassa en Comú organizaba un debate en el que se hablaba precisamente de cómo dibujar la Terrassa del futuro, de cuáles eran los ejes sobre los que se debía pensar la ciudad. En ese acto, uno de los participantes habló de la diversidad de opiniones y de la necesidad de establecer canales de participación que generen una nueva dinámica ciudadana. Se habló de una gran actividad individual, pero escasamente interconectada. Es verdad que los terrassenses somos muy autoexigentes, pero si hay algo que distingue a la ciudad es su capacidad de implicarse a través de la amplia biodiversidad de sus entidades. Si se hace de forma lúdica, como se puede comprobar en carnaval, en Festa Major o en la Fira Modernista, por qué no se va a poder establecer un canal de comunicación entre entidades y entre las entidades y las autoridades municipales. En participación ciudadana está todo por inventar y de lo que se trata, al margen de los procesos participativos, es de conocer lo que opinan los ciudadanos. Como decía hace pocos días Xavier Marcet, también es necesario escuchar y observar.

ANA viene a poner su granito de arena en un momento en el que la sociedad civil terrassense necesita expresarse y la ciudad necesita que sus habitantes se expresen. Ahora más que nunca, tenemos que decidir qué queremos ser de mayores, pensando en grande o en pequeño, pero pensando. Y nadie sobra en el debate; cualquier aportación es valiosa desde la cultura, el deporte, la economía, la cultura popular, el comercio, el asociacionismo juvenil, los barrios. La ciudad necesita autoestima, proyectos colectivos, banderines de enganche y éste es un buen momento. Es por ello que esperamos que ANA, que nació ayer, crezca sana y fuerte.

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