Opinió

“Este muerto está muy vivo”

Este cinematográfico título se lo podemos aplicar tanto al PSOE como a Pedro Sánchez. Al primero, porque los vientos políticos que recorren Europa no le favorecen. El último batacazo ha sido en Francia. En el Estado español el PSOE fue puesto a los pies de la derecha con una abstención y una defenestración coreada y aplaudida por los medios del capital. Al segundo, porque la vieja guardia y la lideresa que le defenestraron creyeron que "una cara bonita" no estaba hecha para vencer obstáculos.

Hace mucho tiempo que se evidenció la necesidad de cambios en el PSOE. La ciudadanía, elección tras elección, lo ha expresado con su voto sin que este conglomerado de personas que se autodenominan barones se hayan mostrado dispuestas a oír y escuchar el mensaje. Cada resultado electoral ha expresado en toda su crudeza la falta de confianza de la ciudadanía en este socialismo. Muchos son los cargos que no han sido conscientes de la necesidad de un cambio real y radical que defendiendo los principios que siempre han definido al socialismo ponga en marcha un programa y un proyecto político para afrontar los retos actuales. No se trata de remedos y paños calientes, se trata de rigor y valentía para poner a las bases y a la ciudadanía en el epicentro del programa y el proyecto político.

Actualmente hay un modo patológico de entender la política y la forma de participar en ella. Un virus que afecta a todos los partidos "viejos" y "nuevos". Y en nuestro partido esto se ha traducido en que los principios socialistas de justicia social, solidaridad, igualdad, paridad y equidad han sido arrollados por quienes entienden la política como una forma de medrar en la vida a través de cargos y redes clientelares mientras se agarran, cual garrapatas, a la administración de la que absorben su energía en lugar de canalizar esfuerzos en la consecución de beneficios colectivos. Es la mirada que impide trabajar por el bien común porque hay ausencia de la consciencia de lo social.

En la situación social actual en la que el neoliberalismo ha reducido a la mínima expresión no sólo los derechos sociales sino también el futuro de la ciudadanía hay que ser capaces de poner al PSOE, como siempre, al servicio de la sociedad.

Si algo ha demostrado este proceso de primarias es que se equivocaban quienes dieron por muertos tanto al PSOE como a Pedro Sánchez.

Si queremos tener futuro hay que leer atentamente lo que están diciendo las bases y el electorado socialista. Quieren un partido que se sitúe a la izquierda frente a la derecha. Un partido donde la participación y la transparencia sean las herramientas con las que se genere un proyecto político ambicioso y un modo honesto y socialista de entender y estar en política.

Hoy, después de este arduo camino de las primarias y del debate del que todo el mundo habló y opinó, podemos decir bien alto y con orgullo que el PSOE es un partido que está muy vivo pero sólo, en nuestra opinión, hay una candidatura que recoge el sentir de las bases y de la ciudadanía. Es la de Pedro Sánchez.

Hay muchas razones. Nos quedaremos con una muy significativa. Visto lo que está pasando hay que mirar, como Pedro Sánchez, a Portugal. Ese país que echó a un dictador, que hizo una revolución y que hoy tiene un partido socialista capaz de organizar una coalición de izquierdas para que la ciudadanía pueda superar esta crisis.

Los autores pertenecen a Confluencia Socialista

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