Si existe un acto en el que el ejercicio de la política se hace evidente es un pleno municipal y dentro de ellos, los que tocan presupuestos y fiscalidad. Las argumentaciones con las que se defienden los posicionamientos es lo que define la política que hacen o harían los partidos políticos, los que están en el poder y los que aspiran a ello. Ayer fue uno de esos días en los que el pleno municipal se llena de contenido. La revisión del catastro sirvió para armar un pleno intenso, de gran contenido político que permitió una vez más a los partidos posicionarse sobre el modelo de ciudad que se quiere.
La revisión catastral modifica, normalmente al alza el valor de los inmuebles en las ciudades. Ese valor tiene una repercusión directa sobre la fiscalidad en forma de Impuesto de Bienes inmuebles. El equipo de gobierno ha querido amortiguar el impacto de la revisión sobre el impuesto y ha diseñado una repercusión más o menos lineal con un aumento del cinco por ciento. De momento, en 2018 el IBI subirá un cinco por ciento, con la intención de que suba un cinco más en los dos años anteriores. La subida posterior será todavía más importante y sobre ella Ciutadans basó su postura de no votar la propuesta del equipo de gobierno al no ver garantizada su petición de que se amortigüe ese aumento, que se prevé muy alto.
Al margen de la política están los gestos. Esa decisión de Ciudadanos condicionó el desarrollo de la sesión. Aunque parece ser que previamente TeC no había mostrado intención de votar en contra de la revisión, el discurso de la formación en el pleno, intenso, no hacía presagiar que iba a votar a favor. ERC votaba en contra y CUP y PP también. Si Ciudadanos votaba en contra la clave estaba en TeC. La decisión final fue la abstención. La pregunta es, cómo hay que leer ese voto, cuando la linea discursiva iba en otra dirección. Sólo se trata de curiosidad insana puesto que no tiene mayor importancia y no hay que buscar segundas intenciones, sino la razón que esgrimió Xavier Matilla en su argumentación: una cuestión de responsabilidad para que el aumento no fuese mayor en caso de que no se aprobase la propuesta del equipo de gobierno. Lo que genera curiosidad es saber si la decisión antes de entrar en el pleno era la abstención o pretendía votar no, pensando que Ciudadanos se abstendría y tuvo que cambiar de la marcha al ver que el equipo de Javier González decidió votar en contra.