Terrassa se ha convertido en un símbolo. No hace muchas semanas hablábamos en este mismo espacio de la importancia del proceso del agua en la ciudad. Importancia no sólo para el futuro del municipio, sino también para el sector. Hay muchos ayuntamientos que están siguiendo con especial interés el proceso terrassenses y es más que probable que el resultado final aquí sirva para que se tomen decisiones en un sentido o en otro. La “batalla de Terrassa” será determinante.
La ciudad se ha convertido en la avanzadilla de la municipalización del servicio de suministro de agua, como se pudo comprobar en la manifestación del domingo, especialmente significativa por ese valor simbólico y por el hecho de concentrar a más de tres mil personas un domingo de temperatura espléndida en una ciudad que no se distingue en lo cuantitativo en este tipo de convocatorias.
Hay que poner en valor la manifestación por el hecho de que hasta ahora el proceso del agua ha despertado escasísimo interés entre los terrassenses. No hay más que ver el exiguo seguimiento generado por el proceso participativo impulsado desde el Ayuntamiento, en el que se ha ofrecido ingente e interesantísima información por parte de las entidades y empresas participantes.
La convocatoria de la manifestación coincidió en el tiempo con la celebración del 175 aniversario e Mina, la empresa concesionaria del servicio en Terrassa. El acto se celebró el viernes en el Centre Cultural y el domingo tuvo lugar la manifestación. El alcalde no escatimó elogios para Mina, pero renovó en ese acto su compromiso personal y de la ciudad con la municipalización del servicio, cuestión por la que el conseller Josep Rull pasó de puntillas. Ballart fue muy respetuoso, pero firme y Marià Galí, presidente de la empresa, pedía empatía y generosidad a las partes para dibujar un futuro de Terrassa en común.
Las posturas siguen muy distantes. La decisión está políticamente tomada y dado el optimismo que se respira en el equipo de gobierno y en los partidos de izquierda de la oposición, no parece que el proceso de municipalización vaya a verse amenazado. Con todo, todavía hay que esperar al informe definitivo de viabilidad, procesos judiciales a parte. Por el momento, el Ayuntamiento prorrogará a Mina la concesión puesto que el 9 de junio se agota la que se decidió en 2016 y al proceso le queda todavía un decisivo camino por recorrer.