Le llamaremos Hakim. Es el nombre inventado de un raterillo real, habitual de las ramblas de Barcelona. Entre otras habilidades que le distinguen, tiene la de sustraer lo que encuentre en los bolsillos de turistas a altas horas de la madrugada, cuando las sonrisas caminan de perfil y los vapores turban los sentidos. Es especialmente diestro en la modalidad del robo conocido como "Ronaldinho". Se trata de confraternizar con su objetivo buscando la proximidad entre bromas y risas; en un momento dado, se sitúa de frente o por detrás y golpea con sendos toques rápidos y secos en la parte interna de las piernas de la víctima para hacerle perder la sensibilidad en el momento en que introduce su mano en el bolsillo que previamente ha percibido abultado. Lo volvieron a pillar.
Hace tres semanas fue condenado a nueve meses y un día de prisión por un delito de hurto en grado de tentativa, agravado por su reincidencia, por intentar sustraer a un inglés un móvil valorado en trescientos euros. El policía que lo detuvo declaró en el juicio que no llegó a tocar el celular. La sentencia está recurrida, como otras dos de las que espera firmeza. Cuando la Audiencia Provincial resuelva esos recursos, que serán desestimatorios, Hakim entrará en prisión y allí pasará, entre unas cosas y otras, en torno a los tres años. El montante del valor de lo hurtado y lo que intentó hurtar superará en poco los 1.200 euros.
Rodrigo Rato ha sido condenado a cuatro años y medio de prisión por las tarjetas black; Miguel Blesa a seis años; el resto de acusados en el mismo procedimiento reciben penas de entre tres meses, sí, tres meses, y tres años; Iñaki Urdangarín ha sido condenado a seis años y Diego Torres a ocho; Jaume Matas ha sido recientemente condenado a tres años y medio; Isabel Pantoja ha estado dos años en prisión. Son sólo algunos ejemplos; el listado de ilustres es extenso. Si tenemos en cuenta desde un punto de vista tanto cuantitativo como cualitativo la proporcionalidad entre la conducta de Hakim y el valor de lo sustraído, poniéndolo en relación con el tiempo que para ello ha estado delinquiendo y las penas que va a pagar y lo comparamos con las conductas de los delincuentes anteriormente mencionados, lo sustraído y las penas que han cumplido o van a cumplir, llegamos a la conclusión de que no se resiste la comparación.
Hakim responderá por lo que ha hecho y su ejemplo debe servirnos para no caer en la tentación de sentir pena por lo que deban pagar otros delincuentes.