Opinió

Hasta cuándo

Marc Sanglas, seguro que desde la buena voluntad que mueve a cualquier político a tomar decisiones, no tiene razón. En relación al IV Cinturó, asegura el diputado de Junts Pel Sí que el territorio, las comarcas del Vallès, han cambiado mucho desde que se ideó esa vía y que existen otros mecanismos para mejorar la movilidad que no pasan por una infraestructura de esa magnitud. Sí tiene razón en que se empezó a planificar hace décadas, concretamente en los años 60 del siglo pasado, pero no hace ni cinco años que se llegó a acuerdos concretos con el territorio, precisamente sobre el trazado. Lo que sí que ha cambiado es quien debe tomar las decisiones, tanto en la Generalitat como especialmente en Sabadell, cuyo alcalde en 2013, consensuó con el de Terrassa lo que debía ser la continuación del IV Cinturó hasta Granollers.

En el asunto del IV Cinturó se entremezcla argumentario de carácter político, de sostenibilidad, de soberanía y por supuesto, también de movilidad y Terrassa corre el peligro de ser la gran perjudicada de un proyecto fallido. La ciudad, que realizó una apuesta importante por una polémica infraestructura que debía proyectar el territorio hacia España y hacia Europa, pero Terrassa se ha quedado sola y ve vemos con gran preocupación como es la receptora de una autopista que acaba en una rotonda que da acceso a un barrio periférico de la ciudad. La propuesta del Parlament que resuelve solicitar la suspensión del proyecto al ministerio de Fomento habla de que ya se está estudiando un plan de movilidad para el Vallès, pero qué va a pasar con una autovía de gran capacidad que con suerte acabará en una "rotondita" en la avenida del Vallès, o en una calle del Pla del Bonaire. Terrassa tiene un problema.

Incluso quienes estuvieron fervientemente en contra de la construcción del IV Cinturó entienden que no es un perjuicio para la ciudad dejar la vía tal como quedará cuando su trazado se complete hasta Abrera, si es que eso se produce. Aún reconociendo el sacrificio que significaría para la Anella Verda, la continuación hasta Sabadell parece, al menos la solución menos mala hasta que ese misterioso plan de movilidad del Vallès vea la luz. De hecho la circunvalación sabadellense se construyó precisamente para conectarse con el IV Cinturó. Una salida desde Martorell, hasta la C-58 para acceder a Barcelona o a la A-P7 sería lo más razonable y lo menos malo, pero doctores tiene la iglesia.

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