El Tribunal de Justicia de la Unión europea está cambiando el sistema hipotecario español con sentencias que no sólo han puesto en cuestión la legislación vigente en torno al procedimiento de ejecución, sino que está modificando lo que hasta ahora se presumía inamovible. Las últimas sentencias, referidas a la retroactividad de la cláusula suelo como abusiva o la que se ha hecho pública esta misma semana sobre la cláusula de vencimiento anticipado, ponen de manifiesto la indefensión de los hipotecados ante la posición de fuerza del prestamista, ante la necesidad de obtener el dinero y ante la falta de conocimientos y, por qué no, de interés por conocer unos detalles que presumíamos imposible negociar.
La pugna de abogados intrépidos, jueces sensibles y colectivos de personas afectadas e indignadas han conseguido influir hasta el punto de cambiar las condiciones de contratación. Las consecuencias en un sentido o en otro todavía están por llegar. Habrá que ver cómo nos resituamos todos, especialmente las entidades financieras, en el mercado inmobiliario.
Hay otra arista de este asunto sobre el que merece la pena reflexionar porque puede generar algún equívoco. La amplia difusión que los medios de comunicación y las redes sociales damos a la información de estas sentencias propicia la asunción de unos automatismos judiciales que no lo son tanto.
La ley es bien clara en ese sentido y cuando una cláusula es declarada abusiva se debe tener por no puesta. Recordemos los intereses de demora, la cláusula suelo o la de vencimiento anticipado, la sentencia que obliga a los bancos a asumir los gastos de la constitución de la hipoteca,, cuya trascendencia puede ser mucho mayor a la de las cláusulas suelo y no parece tenerse en cuenta. No todos los jueces han tenido los mismos criterios para declarar o no como abusivos unos intereses de demora. De la misma forma, la ley que ha promulgado el gobierno recientemente para propiciar los acuerdos extrajudiciales entre entidades financieras e hipotecados habla de cláusulas suelo poco transparentes. Ya hay algún banco que ha declarado que las suyas son absolutamente transparentes, que no ha contravenido la ley y que no piensan devolver un solo euro a sus deudores.
La nueva norma deja un margen a la interpretación que puede ser polémico. Por tanto, hay que ser prudentes con la declaración judicial de abusividad en las cláusulas hipotecarias, porque no todo es automático y no todo es tan fácil como nos pueda parecer a simple vista.