Viene el señor alcalde, desde hace mucho tiempo, dando guerra con el tema de Mina y lo primero que se le ocurrió, si no recuerdo mal, fue lo de hacer una consulta a los usuarios, pero poco tardó en percibir la preferencia de la mayoría de los clientes por el buen servicio de que han disfrutado toda su vida de una empresa seria que el que podían augurar de una empresa dependiente directamente del Ayuntamiento.
No tuvo ningún empacho nuestra máxima autoridad municipal en, sin dar ninguna explicación por su cambio, un buen día, empezar a hablar de hacer una encuesta, tema del que últimamente no se oye hablar tampoco. Éste es un tema en el que le han llevado la contraria desde algún ex de su cargo hasta las organizaciones empresariales.
Quizás cuando habló de encuestas se refería a alguna llevada a cabo en algunos colegios, hace un año aproximadamente, donde para los chavales no aparecía como problema la gestión del agua, entre los 15 ó 17 que enumeraban.
De hecho, los males que aquejan a nuestro Ayuntamiento y las medidas, que no soluciones, que se aplican están en muchos casos en línea. Básicamente consisten en ir subiendo impuestos, bajar salarios y reducir o empeorar servicios y tratar de ir pasando.
La reducción de personal que ha ido sufriendo la empresa municipal Eco-Equip, que es la que se ocupa del servicio de limpieza y de recogida de residuos, desde que empezó la crisis, la han llevado a una situación insostenible. Los medios materiales son claramente insuficientes y, según responsables de la propia empresa, las rutas de recogida que realizan los camiones anualmente son poco más de la mitad de las que se consideran necesarias.
Para tratar de mejorar la situación, el Ayuntamiento ha anunciado la necesidad de contratar un equipo externo. Conocida la retahíla de desastres, es una buena forma de demostrar la capacidad necesaria para abordar la gestión de más empresas.
No acaban ahí los problemas municipales. La Funerària, negocio, por desgracia, seguro y rentable, hizo corto en sus previsiones, dejando un hueco que rápidamente han aprovechado empresas privadas. El Consorci Sanitari de Terrassa acaba de convocar huelga del 23 al 27 de este mes, acusando de mentirosos al alcalde y al conseller de Salut, entre otras cosas, por suprimirles las mínimas ventajas concedidas en 2015, que lo fueron a cambio de nuevos sacrificios del personal. También se quejan por las deficiencias en maquinaria y material sanitario que padecen.
Su interés en privatizar el servicio de autobuses será difícil saber si es porque genera pérdidas o porque lo que gusta es cambiarlo todo.
Con este panorama, extendido al resto de empresas vinculadas de una u otra forma al Consistorio -pérdidas generalizadas y escasez de recursos-, ¿deben embarcarse en la gestión de aquello que funciona?
¿Será que se anhela tener bajo su influencia directa aquello que funciona, tiene un balance saneado y capacidad de "colocación"? ¿Se trata sólo de cambiar porque eso es decidir? ¿O es que prefieren que el panorama empresarial local quede "como un solar" hasta el punto de que deban socorrerlo desde instancias superiores, con cargo al sudor de futuras generaciones?
Por desgracia, su forma de pensar y actuar ha estado de moda durante muchos años y de forma casi generalizada. Así nos ha ido.
Ojalá no tarden en convencerse de que los mejores gestores empresariales están en el sector privado, aunque sólo sea porque en él los propietarios "se juegan sus cuartos".