Opinió

Cierre a un 2016 plagado de interrogantes

Terrassa dice adiós esta noche con una novedosa fiesta en el Raval a un 2016 que perfectamente se podría definir como un año en el que se han planteado un elevado número de interrogantes en grandes temas de ciudad y que no han encontrado una respuesta. Existen antiguas cuestiones que siguen sin resolverse. Y además, en estos últimos doce meses se han generado nuevas y preocupantes dudas que alimentan las críticas a la gestión municipal. El primer gran interrogante se produjo en mayo, cuando las elecciones descabalgaron al PSC de una mayoría clara que había ejercido en las últimas décadas. Se abrió un nuevo escenario político que propició un gobierno en minoría en el que sorprendentemente entró la antigua CiU. La cuestión no quedó zanjada como se ha demostrado en los meses posteriores. El PSC buscó un acercamiento inicialmente a las fuerzas de izquierda que no llegó a buen puerto. Ahora, con el final del año, TeC ha reabierto la situación planteando una colaboración que la ejecutiva del PSC debe resolver a principios de 2017. El interrogante sigue abierto y podría prolongarse mucho más tiempo.

Este 2016 debía ser el momento de tomar una decisión definitiva sobre el servicio de autobuses, tras la anulación del proceso de concesión. El tema se ha resuelto con un nuevo interrogante: prorrogar la situación actual y afrontar una compra urgente de quince autobuses para paliar los innumerables problemas que genera contar con una flota terriblemente envejecida.

Y llegamos probablemente al interrogante más grande y que ha derivado en un enfrentamiento social, con dos bandos muy definidos. Se trata del fin de la concesión del servicio del agua y de la propuesta de municipalizar por completo este bien que defiende entre otros el alcalde, Jordi Ballart, y la respuesta por parte de Mina. La prórroga, de nuevo, es la solución a una cuestión que ya ha iniciado un camino de judicialización del que no existe retorno.

La última interrogación ha sido del todo inesperada. El Ayuntamiento decidió paralizar el proceso para la elección del nuevo Síndic de la ciudad. Tras adoptar la propuesta de la oposición e incluir un período de votación popular el bipartito optó, de nuevo, por frenar la decisión definitiva y añadir un nuevo interrogante al final de un 2016 en el que la ciudad ha dejado demasiados frentes abiertos.

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