La historia del IV Cinturó es realmente la historia interminable. Después de casi 50 años de estamos como al principio, con el agravante de que hay una obra que afecta directamente a varios municipios, una inversión extraordinaria y puede llegar a convertirse en una obra inacabada. El posicionamiento del conseller Rull hizo encender las alarmas. CiU y personalmente Josep Rull han sido históricamente defensores de la compleja construcción del IV Cinturó, esto es, la conexión del Baix Llobregat con Terrassa y la prolongación hasta Granollers para conectarlo a la AP-7. Pero cuando el ministerio de Fomento anunció que encargaba un nuevo estudio de impacto ambiental, después de haber caducado el anterior, Rull recomendó que fuese la Generalitat después de pactarlo con el territorio para forzar una reflexión sobre la movilidad en el territorio. Es decir, que volvemos a estar en la casilla de salida, pero con el agravante, como decíamos, de que ahora hay una infraestructura construida y otra en construcción, con vocación de continuidad, una continuidad que todavía hoy está en cuestión.
Y ese es el gran problema, que esa reflexión se hizo en su momento y se decidió que el IV Cinturó debía construirse porque era beneficioso para el territorio. Esa reflexión debió hacerse antes de iniciar la construcción de la vía. Ahora, nos podemos encontrar con que se decida que lo que hay es suficiente y nos encontramos en Terrassa, conectadísimos con el Baix Llobregat, que no es mala cosa, pero con una autopista de tres carriles por sentido que desemboca en una rotondita.
Al hilo del IV Cinturó o B-40 o autovía orbital, no podemos más que felicitar a la patronal Cecot por la exhibición de su capacidad de influencia. En pocas semanas ha conseguido que el tramo terrassense del IV Cinturó haya visto modificada su velocidad máxima, de 80 a 120 kilómetros por hora. Quizás sería bueno que el Ayuntamiento solicitase su ayuda en algunos temas pendientes. Uno de los argumentos para la solicitud de la patronal terrassense que ha recogido la DGT era el considerable aumento del gasto de las empresas de la zona como consecuencia de las multas por exceso de velocidad. Sería bueno que la Cecot advirtiese a sus asociados de que no bajen la guardia en el IV Cinturó porque el permiso para circular a 120 kilómetros por hora está limitado a unos tramos muy concretos y en el resto se mantiene a 80. La confianza puede hacer que los conductores mantengan durante todo el trazado los 120, con lo que a la vez, mantendrían su nivel de gasto en multas, sin duda.