Primero fueron las multas a los bancos por tener viviendas desocupadas durante más de dos años. Y ahora es la gestión del agua y la voluntad del alcalde, Jordi Ballart, de devolver el servicio a la administración pública con el objetivo de garantizar que ningún ciudadano de Terrassa tenga problemas en lo que al abastecimiento de agua se refiere.
No es novedad que la finalización de la concesión que tiene la empresa privada Mina, quien actualmente presta el servicio del agua, es uno de los temas que más polémica están teniendo en la política municipal de Terrassa, y uno de los asuntos sobre los que más se está escribiendo, teorizando y opinando.
Hace unos meses, Jordi Ballart hizo pública su intención de municipalizar el servicio de suministro de agua en la ciudad, poniéndose al frente y abanderando de esta manera una reivindicación que desde varios sectores se venía haciendo: la gestión del servicio de abastecimiento de agua debe ser directa, es decir, prestada por el Ayuntamiento sin intermediarios.
No entraremos aquí en cuestiones jurídicas sobre la posibilidad o no de municipalizar el servicio (es evidente que sí es posible), y sobre las consecuencias inmediatas que esta decisión comportaría para los ciudadanos de Terrassa. Pero sí conviene analizar las consecuencias que ya está teniendo la decisión del alcalde, quien parece no ha dejado indiferente a nadie.
Estos días estamos observando cómo se está cumpliendo una de las amenazas que recibió el primer edil cuando anunció su intención de municipalizar el servicio. Un medio de comunicación digital está llevando a cabo un intento de campaña de acoso y derribo, en base a grandes difamaciones que poco se sostienen contra el alcalde.
Es tan descarado que incluso sonroja leer los artículos que se están escribiendo por parte de los "enviados" por esas élites que ven cómo pueden perder parte de sus privilegios.
Han decidido jugar al "todo vale", y parece que están dispuestos a echar el resto en esta lucha para defender sus intereses. Lo que parece que todavía no saben es a quién tienen enfrente. No se han dado cuenta de que están batallando contra un alcalde que no tiene miedo a las presiones, un político que ya sufrió amenazas de las entidades financieras cuando éste decidió aplicar una ley para sancionarlas, un hombre que sabe que se debe a sus vecinos y que no olvida que el motivo por el cual está al frente del Ayuntamiento es el de defender los intereses de la mayoría en contra de los privados de algunos pocos.
Estos "poderes" no saben, además, que se enfrentan a un alcalde que tiene detrás no sólo a un fuerte equipo político y técnico, sino que también tiene el apoyo de la gran mayoría de la ciudad, porque los vecinos de Terrassa son conscientes de que Jordi no se va a doblegar. Sólo falta que se enteren estos seres poderosos. No es la primera vez que la "élite" se enfrenta a este alcalde. Y no va a ser la primera vez que la "élite" salga derrotada.
El autor es primer secretario de la JSC de Terrassa