Aunque en estas últimas semanas se ha puesto de moda la socialdemocracia (más bien como término que como ideología), la verdad es que este pensamiento nació a mediados del siglo XIX y está asentado en nuestro país desde los años 80. No es fácil responder en pocas líneas a la pregunta "¿qué es la socialdemocracia?". Muestra son los ríos de tinta que se han escrito para teorizar sobre este concepto.
Lo que quizá sea menos dificultoso es exponer qué ideas o políticas no son en ningún caso socialdemócratas. Al caso vienen las últimas declaraciones, sorprendentes si no extrañas, del líder de Podemos. El señor Pablo Iglesias ha reivindicado a su partido como la "nueva socialdemocracia", y ha ido aún más allá, calificando (sin ruborizarse) a Marx y Engels, autores del "Manifiesto comunista", como socialdemócratas.
Siendo breves (y quizá simplistas) podemos definir la socialdemocracia como una ideología política social que, aceptando el capitalismo, pretende incidir en él con el objetivo de corregir las desigualdades y desequilibrios que éste genera en la sociedad, siempre por la vía reformista. En contra, el comunismo aboga por la destrucción del capitalismo por la vía de la revolución, si fuera necesario.
Una vez hecha esta distinción, a uno le sonroja escuchar al líder de un partido que se presenta a las elecciones generales del 26 de junio bajo el paraguas de varios colectivos, uno de ellos denominado "anticapitalista", referirse a sí mismo como la "nueva socialdemocracia". No, señor Iglesias, no. Ni usted ni su partido son la nueva (ni la vieja) socialdemocracia.
Socialdemocracia no significa acabar con la economía de mercado (esto decía Pablo Iglesias no hace mucho). Socialdemocracia no es salir del euro. La socialdemocracia no apuesta por el marxismo como solución a la crisis capitalista. El socialismo democrático no tiene a Venezuela como referente político. Y algo tan sencillo como que un socialdemócrata no se define a sí mismo como comunista (sólo hay que ver la hemeroteca para saber cómo se autodenominaban los dirigentes de Podemos hace pocos años).
La socialdemocracia no se vende en un catálogo de IKEA. Esta ideología es la que ha traído el Estado del bienestar a Europa y a España. La sanidad y educación públicas son hijas de las ideas socialdemócratas aplicadas por ministros y gobiernos del PSOE. El sistema de pensiones y un salario mínimo interprofesional digno son pilares de la socialdemocracia. Y, aunque ahora no esté de moda, en España sólo hay un partido con esas ideas, persistente en los años y en la convicción. En un tiempo donde algunos quieren hacer desaparecer las ideologías, donde sólo hablan de "los de arriba" o "los de abajo" y donde parece ser que la izquierda y la derecha son cosas del pasado, es necesario defender las ideas con rigor y con la perspectiva que la historia nos ha dado. Es necesario defender la socialdemocracia.
El autor es primer secretario de la JSC Terrassa