El Rebost necesita voluntarios para llevar a cabo el próximo fin de semana la cuarta edición de su gran recogida de alimentos. La inscripción de voluntarios no será un problema, nunca lo ha sido. Los terrassenses responderán a lo largo de la semana como han respondido en las anteriores ocasiones. El único peligro reside en que nos confiemos en exceso en la siempre eficaz respuesta de los terrassenses ante cualquier llamada a la solidaridad. El trabajo que está llevando a cabo el Rebost en la ciudad, junto a entidades de todo tipo ante la emergencia social que ha provocado la crisis económica es ciertamente destacable. Su sola existencia ya da una muestra de lo extraordinario de la situación y del nivel de necesidad de asistencia primaria que existe en la ciudad.
El pasado viernes nos hacíamos eco también del informe anual de Càritas Diocesana, otra entidad que históricamente ha llevado a cabo una labor asistencial francamente encomiable. Todos los indicadores nos llevan a la conclusión de que la necesidad de alimentos, vivienda y suministros energéticos entre personas sin recursos se mantendrán en el tiempo durante un número de años difícil de predecir. Estas entidades ponen de manifiesto que ni siquiera un puesto de trabajo permite a las personas salir de las redes de asistencia en algunos casos porque se trata de empleos escasamente cualificados y con salarios muy bajos o porque son a tiempo parcial y tampoco permiten cubrir la necesidades básicas de las familias.
Es por ello que El Rebost será durante algunos años tan necesario como necesaria será la colaboración de los terrassenses para garantizar su labor asistencial.
Rebajas
El conseller Jordi Baiget anunció el viernes en su visita a Diari de Terrassa que la nueva ley de comercio hará desaparecer las temporadas de rebajas para permitir que los comerciantes oferten sus productos a precios especiales durante todo el año. La crisis económica, los cambios de hábitos de consumo, el auge de la venta por internet, los precios especiales de grandes almacenes y cadenas y la guerra de precios entre las marcas están haciendo que pierdan sentido las tradicionales rebajas. Se hace necesario un replanteamiento global del calendario comercial y especialmente de las rebajas. Cada vez resulta más complicado estimular al comprador de forma sostenida en el tiempo y concitan más interés experiencias como el "viernes negro" u otro tipo de propuestas más concretas y más agresivas. Habrá que ver cómo se reorganiza el comercio.